domingo, 24 de marzo de 2024

[Argentina] Hambre y represión en los 70 y en el 2000 también

Radikal books
24 de marzo, Pigüe

Razones sobran para manifestarnos en esta fecha significativa para la región argentina.

Los tiempos duros que nos han tocado vivir son los que por un lado nos desarman por su crudeza y a la vez nos convocan para la acción y la reflexión. Empezando por repudiar el reciente ataque a una militante  de H.I.J.O.S  que fue abusada y maltratada por dos personas que ingresaron a su casa, amenazándola de muerte por su compromiso con luchas de derechos humanos. Se ha visto no hace mucho policías  filmando pasajeros arriba de los colectivos, sufriendo incluso requisas en determinados barrios (esto último desde hace algunos años ya), comandos unificados, intervención policial en asambleas de trabajadores, protocolos para manifestaciones, ¡represión pura y dura! Todo esto sumado a un creciente avance del narcotráfico con sus correspondientes consecuencias y una vida pauperizada siempre en pos de las ganancias empresariales.

Los recortes llevados a cabo por el gobierno también constituyen otra forma de represión en tanto que limitan el acceso cuestiones básicas (servicios, alimentos, salud) a una clase que ya es privada de todo por su condición.

Los guiños a sectores rancios (represores de la última dictadura) y su prédica negacionista pretenden volver a instalar  la duda para construir otro relato que nos sumerja en la amnesia colectiva. Aunque no descartamos que haya alguna devolución de favores en esto.

Hasta ahora el presidente economista que decía lograr bajar la inflación y volver a hacer de Argentina una potencia mundial no hace más que ahogar en la miseria cada día más al proletariado, despedir laburantes y darles palos si protestan, entregándoles recursos y negocios fenomenales a empresas privadas, tal como lo hizo Videla en la dictadura.

No seamos espectadores de nuestra ruina, podemos ponerle fin a la ignominia de este sistema, en cualquiera de sus versiones.

[Argentina] ¿Qué memoria nos espera?

Expandiendo la revuelta + Periódico Gatx Negrx
24 de marzo de 2024, Buenos Aires

Nos encontramos de cara a otro aniversario más de la última dictadura cívico-eclesiástica-militar. El contexto es adverso, ya que como todxs sabemos, quienes actualmente presiden el gobierno reivindican abiertamente el plan de exterminio llevado adelante entre el 1976-83.

Nos posicionamos en contra de toda esa pestilencia liberal y neoconservadora y todos los microfascismos cotidianos que vuelven a presentar las doctrinas del libre mercado y la competencia como soluciones posibles. Milei llega a donde llega en un contexto democrático, de precarización laboral, economía ahogando los bolsillos y mucho descontento social con la continuidad de “siempre los mismos”, apropiándose de consignas como “el que se vayan todos” y del concepto “libertario”.

A pesar de que se escucha decir “Milei basura, vos sos la dictadura”, no podemos dejar de reconocer que la situación desesperante en la cual nos encontramos es el resultado de años y años de democracia capitalista. Con ella, toda actividad se encuentra reducida al interés privado, representado en el dinero y la mercancía.

Hartxs de ver el pasamanos de poder entre gobiernos, el hacer la plancha durante años delegando nuestras condiciones materiales y nuestras luchas, pidiendo que “nos cuiden, que nos auguren derechos” que no terminan siendo más que arreglos entre cúpulas que de un año a otro borran de un plumazo.

Toda comunicación real entre las personas ha sido mediatizada por las redes del Estado y degradada en el debate de interés espectacular: la política. Son los partidos políticos y sus creyentes los encargados de sostener esta incomunicación, reproduciendo todo lo que dicen combatir: verticalidad, jefes, rosca, tranzas, pasividad, delegación, arreglos, excluyendo a la gente de la toma de decisiones. Son esos mismos mecanismos alienados los que nos han conducido a la miseria actual o nos endulzan con la zanahoria de la ampliación de derechos.

Milei no dio un golpe de Estado, sino que siguió las reglas del juego: armó un partido político y ganó las elecciones de manera “limpia”. La mitad de lxs electores durante el ballotage lo eligieron a él y a sus secuaces, ¿evidenciando una vez más que el fascismo también es parte del deseo de las masas?

¿Cómo visibilizar que todo Estado excluye? ¿Cómo visibilizar que todo gobierno tortura, desaparece y asesina en democracia? ¿Cómo visibilizar las continuidades históricas entre las distintas variantes políticas? ¿Alguna vez la democracia ha sido otra cosa que la separación institucionalizada de toda comunidad humana? ¿Por qué ningún gobierno ha abierto los archivos de la última dictadura militar? Seguimos preguntando ¿dónde está Julio López?, desaparecido dos veces, una en dictadura y otra en democracia. Seguimos gritando ¿dónde está Tehuel?

Ya todxs sabemos a qué vino este gobierno. Vino a profundizar la explotación de la tierra, vino por el litio y el agua, por las tierras indígenas y los glaciares, por el petróleo y la minería, y pareciera que la única elección a la cual nos quieren reducir los partidos políticos es a elegir cuántos impuestos cobrar por dicha devastación.

Desde el momento en que renunciamos a cuestionar el capitalismo como una totalidad común a todas las variedades de regulación política, reduciendo la lucha a elegir entre distintas variantes de explotación, continuaremos recorriendo el camino de la resignación a la devastación.

Por eso nos negamos a naturalizar el capitalismo. Queremos criticarlo en todas sus formas de relación y expresión, sea en dictadura y su continuidad democrática. Sostenemos que la dictadura es una tendencia del Capital, una forma social específica que se materializa cuando las condiciones lo necesitan. No es casual que la Argentina haya tenido 6 golpes de Estado.

Como su nombre lo indica, el Proceso de Reorganización Nacional vino a “reorganizar” lo que se había desorganizado: la democracia capitalista extractivista. La organización sindical combativa más el accionar de las agrupaciones revolucionarias, sumado a la paranoia anticomunista, generaban muchas molestias para el proceso de valorización capitalista y su forma política democrática.

La Triple A, creada por el peronismo en el 73 comenzaría el trabajo de exterminio en plena democracia. Para eso lo habían traído a Perón, para desmovilizar a los sectores más combativos. La CONADEP estima que para 1975 ya 395 personas habían desaparecido. Tras la muerte de Perón y la imposibilidad de cumplir la misión, la tarea sería asumida por la Junta Militar, empoderada por los Decretos de Aniquilamiento promulgados por Isabel Martínez de Perón y firmados por Ítalo Lúder, Manuel Aráuz Castex, Tomás Vottero, Carlos Emery, Carlos Ruckauf, Antonio Cafiero y Ángel Federico Robledo. Recordemos que Jorge Rafael Videla fue nombrado Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas durante dicho gobierno. El costo: 30.400 personas desaparecidas.

En su última entrevista antes de morir, Videla admitiría que “los políticos y el empresariado argentino incitaban al golpe”. A su vez, también diría que los empresarios le acusaban: “Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más”. En dicha entrevista, continúa: “Las desapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino Ítalo Luder, que nos dan licencia para matar”. La dictadura no es una anomalía externa a la democracia, sino que sus propias bases capitalistas basadas en la propiedad privada, el trabajo, la mercancía, el dinero y las clases sociales generan las condiciones para su aparición.

También es preciso mencionar que dicho fenómeno fue regional, es decir que dicha dictadura se enmarcó en un proceso más amplio llamado Plan Cóndor. Todos los países latinoamericanos produjeron, con la ayuda extranjera, dictaduras militares para aniquilar al sindicalismo combativo y las organizaciones guerrilleras. La dictadura es el Capital defendiéndose.

Así, la democracia se nos revela como la continuación de la dictadura por otros medios. A veces fascista, a veces progresista, a veces de izquierda, a veces radical, a veces todo junto, no importa la forma política que adopte, su objetivo final será siempre asegurar la conservación de las relaciones de producción capitalistas y sus modos de vivir y relacionarnos.

Nos enfurecen y duelen en el alma todas las desapariciones, torturas, violaciones y violencias que se perpetraron sistemáticamente contra toda una generación. Aún seguimos sanando e intentando aprehender esas heridas profundas que cargamos en nuestros corazones. Así mismo, no podemos dejar de ver que las desapariciones, torturas, muertes, el saqueo, explotación y contaminación han continuado durante estas cuatro décadas de retorno a la democracia.

Buscamos nutrir una memoria que nos permita sí combatir contra todas las dictaduras pero también contra la complejización represiva de la democracia. Seguimos sosteniendo, como lo hicieron siempre les rebeldes, que la lucha es por transformar la vida cotidiana, la forma en que producimos y nos reproducimos. Mientras sigamos sosteniendo la democracia como único horizonte posible de vida, la dictadura será siempre una amenaza latente.

Seguimos buscando una práctica que no haga una crítica meramente económica o cuantitativa, sino existencial y cualitativa. Estamos cansadxs de repetir siempre las mismas fórmulas y análisis. Buscamos nutrirnos del pasado para construir una memoria enraizada que nos permita pasar de la lucha de frases a la lucha de clases, dejando atrás las lógicas patriarcales y autoritarias para construir un mundo basado en el apoyo mutuo y la solidaridad.

viernes, 22 de marzo de 2024

[Ecuador] El gobierno de la burguesía agroexportadora decreta el aumento del IVA del 12 al 15% desde abril y, encima más, dice que hay que “trabajar duro”

Proletarios revolucionarios
Quito, marzo 2024

Esta medida, de por sí, va a aumentar el costo de la vida y reducir el salario real: todo va a subir, menos los salarios. Para colmo, en una entrevista televisiva de hace tres semanas, el presidente Daniel Noboa la defendió diciendo literalmente: "Los invito a trabajar igual de duro que estamos trabajando en el Gobierno, la misma cantidad de horas, y estoy seguro de que se van a comprar varios platos de comida: entrada, plato fuerte y postre."

“Trabajar duro” significa trabajar más para supuestamente “comprar varios platos de comida”. Pero, la realidad en cifras oficiales (INEC) es que 3 de cada 10 ecuatorianos tienen un “empleo adecuado”. Los 7 restantes tienen un “empleo inadecuado” o, de plano, están subempleados y desempleados. Algunos tienen hasta 2 trabajos o “empleos inadecuados” para poder sobrevivir. Otros se la pasan trabajando todo el día de lo que sea —en el subempleo— y no les alcanza para llegar a fin de mes. Porque el salario básico está en $460 vs. la canasta básica que está en $789. Mientras que el ingreso mensual promedio de los subempleados —la mayoría de la clase trabajadora ecuatoriana— es de $306; es decir, no llegan ni al salario básico. Por su parte, el 26% de los ecuatorianos vive con $90 al mes o $3 al día; y, el 37.3% de quienes están en la pobreza no tienen acceso a servicios básicos.

Por si el aumento del IVA al 15% —que sí va a encarecer la canasta básica desde abril— fuera poco, este gobierno del empresariado está empujando una reforma laboral de contrato por horas, en forma de última pregunta de la "Consulta Popular" asimismo para abril del presente año. Concretamente: que el valor de la hora-trabajo en Ecuador sea desde $3.88 hasta $5 y $6, según los “cálculos” del Ministerio de Trabajo. Por eso el presidente Daniel Noboa “invita a trabajar duro”; esto es, a trabajar más horas dentro de las precarias condiciones antes expuestas.

No es una contradicción. Es una medida acorde con los intereses de la burguesía en tiempos de crisis: aumentar la tasa de explotación del proletariado para compensar la caída de la tasa de ganancia del capital. Más claro: en un polo de la sociedad, mayor explotación/precariedad laboral y peores condiciones materiales de existencia para la clase trabajadora; y, en otro polo de la sociedad, mayores ganancias y lujos para la clase capitalista o empresarial, que es la única que en realidad puede comer “entrada, plato fuerte y postre”, estudiar en universidades de élite, heredar haciendas y empresas familiares, irse de vacaciones al extranjero, exportar —y consumir— banano y cocaína, evadir impuestos, hacer caridad y lavado de imagen, dedicarse a la alta política y convertirse en presidente de la nación.

Para esto mismo fue que el mafioso gobierno actual hizo todo el show de terror del 9 de enero, declarando “conflicto armado interno” y estado de excepción: para poder imponer su "paquetazo" sin dar chance a la protesta social, con los militares, los policías y los narcos haciendo de las suyas en las calles. En tal contexto, subir el IVA y encima decir “trabajen duro” no sólo es una burla y un insulto. Es un ataque. Es terrorismo económico de la clase patronal contra la ya precarizada, explotada y empobrecida clase trabajadora. Por lo tanto, para nosotros como proletarios es inevitable, necesario y legítimo exclamar:

¡ODIO Y LUCHA DE CLASE CONTRA EL EXPLOTADOR NOBOA!
¡SOLIDARIDAD Y AUTOORGANIZACIÓN ENTRE EXPLOTADOS!

Esperemos que, a pesar del estado de excepción, la rabia se acumule y las protestas en los centros de trabajo y en las calles no se hagan esperar durante los próximos meses…

¿Qué está ocurriendo en Rusia?

Un internacionalista
Rusia, marzo 2024

En primer lugar, hay una ofensiva. Las pérdidas son enormes, pero el ejército avanza, aunque muy lentamente. Pierden hasta 1.000 personas al día y heridos. Durante la batalla por Avdeevka, que duró 4 meses, Rusia perdió 16 mil sólo los que murieron sólo en esta zona (el número total de muertos y heridos es posible alrededor de 50 mil y Rusia tiene mala medicina militar, por lo que muchos heridos quedarán discapacitados, si sobreviven) .

El canal patriótico ruso del periodista y militar, apodado el Murz, anunció las pérdidas. Curiosamente, este estalinista soñaba con volver a la época de la Segunda Guerra Mundial y sentía nostalgia del ejército de la URSS del modelo de 1941-1945. Sin embargo, ante las gigantescas pérdidas, que en realidad son normales en muchas guerras de Rusia ("las mujeres dan a luz lo nuevo", como se dice en Rusia), se suicidó.

El ejército avanza, aunque el movimiento es muy lento. Quieren tomar tantos territorios como sea posible en unas condiciones en las que la ayuda de Estados Unidos ha cesado. Las potencias europeas son débiles y aún no pueden proporcionar a las Fuerzas Armadas de Ucrania una cantidad suficiente de armas. Rusia quiere hacerse con el mayor número posible de territorios durante este periodo de tiempo, hasta que se haya establecido el abastecimiento de Ucrania.

En el país hay una gigantesca redistribución de fondos a favor del complejo militar-industrial, el ejército y los servicios especiales. En total, se trata de aproximadamente el 40% del presupuesto estatal. Las plantas de la industria militar y algunas otras como las industrias metalúrgicas están totalmente cargadas. Esto dio un cierto efecto de multiplicación. La economía empezó a crecer, pero ahora el crecimiento ha cesado. El keynesianismo militar no siempre es eficaz.

En primer lugar, el producto manufacturado simplemente se quema. En segundo lugar, el gobierno toma cada vez más dinero del sector civil privado y estatal, aumenta la retirada de fondos, los impuestos. Además, el gobierno lucha contra la inflación, por lo que aumenta el tipo de interés, haciendo que un préstamo bancario sea muy caro. Como resultado, incluso un gigante como Gazprom (que, como todas las empresas rusas, es de propiedad mixta estatal y privada) empezó a experimentar grandes dificultades porque el Estado se queda con sus beneficios. Además, las sanciones funcionan. Principalmente las empresas militares obtienen beneficios.

Un punto importante es que en Rusia, a diferencia de Estados Unidos, las empresas militares no pueden compartir sus tecnologías con el sector civil. Esto destruye cierta capacidad de modernización económicamente positiva del keynesianismo militar.

Los observadores indican otro proceso. Como señala el economista Igor Lipts, comenzó una nueva redistribución de activos. Parece que el Kremlin, que es el único regulador, selecciona los activos de los antiguos oligarcas (que ascendieron en la década de 1990) y los transfiere al Estado. Probablemente, los activos se transferirán posteriormente a personas relacionadas con el ejército y los servicios secretos. Aunque este proceso no ha hecho más que empezar. Por lo tanto, es difícil saber si desembocará en un conflicto agudo entre varios grupos de la oligarquía, como prevé Lipsitz.

En cualquier caso, existe un proceso de redistribución de los flujos financieros del sector civil al sector militar-industrial, un proceso que tiene un alcance increíble. De hecho, junto con una fuerte represión, esto significa un aumento de la influencia del ejército, los servicios especiales, la policía y los oligarcas uniformados asociados.

Se trata de un proceso natural provocado por los acontecimientos militares. Sin embargo, algunos creen que el Kremlin, cuya política encabezan Putin y Sergey Kiriyenko, quiere eliminar a la vieja generación de oligarcas y hacer crecer una nueva generación de oligarcas de entre los militares y los servicios especiales que sean más leales al Kremlin.

La población sigue sintiendo débilmente las consecuencias negativas. Esto se manifiesta principalmente en forma de inflación. En cuanto a las pérdidas, la mayoría de los militares son contratados que han ido a luchar voluntariamente. Pero además de ellos, 200-300 mil movilizados (aproximadamente la mitad del ejército) están en el frente, y algunos de ellos están descontentos. Además, pequeños grupos de sus esposas intentan protestar en voz baja.

El nuevo fenómeno fueron los ataques de drones ucranianos a refinerías de petróleo. En una semana, los ucranianos inutilizaron el 10% de la producción de gasolina en Rusia. Esto provoca un aumento de los precios del combustible.

El segundo fenómeno inesperado fueron las incursiones de nacionalistas rusos de la oposición en las regiones de Belgorod y Kursk (estas zonas son fronterizas con Ucrania). Estos ataques están organizados principalmente por el RDK (Cuerpo de Voluntarios Rusos). RDK - la organización de ultraderecha de los nacionalistas rusos, que recibe armas y entrenamiento de las Fuerzas Armadas de Ucrania. El año pasado, estos ataques fueron débiles. Pero esta vez los combates tuvieron lugar en el plazo de una semana, y esto también es bastante inesperado. La RDK y las Fuerzas Armadas de Ucrania quieren claramente trasladar las operaciones militares al territorio de Rusia.

En este contexto, Putin decidió organizar unas pseudoelecciones tras haber excluido anteriormente a todos los candidatos que pudieran suponer una amenaza. En particular, excluyó a Boris Nadezhdin. Este liberal moderado es una marioneta asociada al Kremlin. Al principio recibió permiso para criticar suavemente la guerra. El Kremlin quería que obtuviera entre un 2 y un 3% en las elecciones. De este modo, Putin podría demostrar que la gente le apoya mayoritariamente a él y a la guerra.

Pero todo salió mal. Debido al cansancio de la población por la subida de los precios y la guerra, incluso el desconocido Nadezhdin pudo recoger 200 mil firmas, lo que le permitió participar en las elecciones. Estas 200 mil firmas son un resultado fuerte para Rusia, donde la población está muy pasiva e intimidada. Pero lo principal es que había largas colas de personas que recogían firmas para Nadezhdin. Estas grandes protestas silenciosas llamaron la atención. Las autoridades se asustaron y privaron a Nadezhdin del derecho a participar en las elecciones, temiendo que su participación pudiera ser el detonante de un aumento del descontento. 

Hubo 3 candidatos más como unos títeres, pero apoyan a Putin en todo.

Como resultado, Putin recibió oficialmente el 87% de los votos (70 millones de votantes). Sin embargo, según las estimaciones de los matemáticos que estudiaron las elecciones, 31,6 millones de votos fueron falsos. Además, muchos votaron por él bajo presión, ya que los jefes se lo exigieron a los funcionarios. Esto suma muchos millones de votos.

Las elecciones deberían haber sido en realidad un referéndum de apoyo a Putin y a sus operaciones militares, pero esto no funcionó
 

Masacre en Gaza: El horror de la civilización del capital

Vamos Hacia la Vida
Chile, marzo 2024

Desde hace más de dos décadas que la población palestina de la Franja de Gaza ha debido enfrentar el recrudecimiento de la política de exclusión del Estado israelí, lo que se ha traducido en el cercamiento y consecuente aislamiento del proletariado gazatí y la ocupación militar de sus ciudades. Las duras condiciones de sobrevivencia impuestas por el régimen sionista han transformado dicha región en un verdadero campo de concentración a cielo abierto.

El Estado de Israel ha pretendido gestionar esta “población sobrante” (para los intereses del capital) mediante el terror más brutal, valiéndose también de pactos con organizaciones de la burguesía palestina para controlar y administrar el territorio, lo que conlleva una relación contradictoria entre ambos aparatos, en tanto que estas organizaciones paraestatales de Palestina deben a su vez validarse continuamente con la población que gobiernan recurriendo a la retórica y actividad anticolonial contra Israel, razón que explica en parte que organizaciones antes financiadas y promovidas por el Estado israelí, como Hamás, se muestren luego como los más encarnizados enemigos de éste.

Sin embargo, el 7 de octubre del año pasado ha marcado un punto de inflexión en esta continua política genocida con el inicio por parte de Israel de una contraofensiva militar que, en base a la utilización de sofisticada tecnología, ha ido arrasando la Franja de Gaza, masacrando y desplazando a cerca de 2 millones de seres humanos de sus hogares. A la fecha, ya suman más de 31.000 las personas asesinadas ―el 70% de esta cifra la componen niñ@s y mujeres; al menos 14.000 niñ@s y más de 9.000 mujeres―, miles más se encuentran desaparecidas bajo las ruinas dejadas por los incesantes bombardeos y más de 73.000 han sido heridas. Estas espeluznantes cifras siguen aumentando con cada día que pasa. Por si esto fuera poco, las personas se encuentran acorraladas en un ínfimo espacio, corriendo el riesgo de perder la vida debido tanto al asedio y los bombardeos efectuados por Israel, como por la falta de acceso a la ayuda humanitaria provocado por el bloqueo total impuesto en la zona.

A escala global, la reciente masacre en curso marca un momento crucial en la evolución de la democracia y el Capital: la adopción de un estado de excepción permanente como única solución viable para un capitalismo que constantemente se enfrenta a sus propias contradicciones en medio de una crisis sistémica que empeora cada vez más nuestras condiciones de vida. Así se legitima crecientemente, ante la pasividad e inmovilismo de una gran mayoría, el terrorismo de Estado: se van ensayando formas represivas, y tal como en los últimos años, una vez que alguna resulta exitosa y, más allá de alguna polémica internacional temporal, ésta queda instalada como por derecho adquirido. De esta manera, todo el peso de la arremetida israelí marca un precedente para el terrorismo de Estado de las democracias mundiales. Por esto cobra sentido la consigna “Gaza es el mundo”, levantada por compañer@s, y que nosotr@s también reivindicamos; la situación en Palestina es una imagen que podría extenderse próximamente a diversos lugares del planeta en un contexto en que la violencia y la descomposición social se generalizan, en sintonía con la irracionalidad inherente a la acumulación capitalista que destruye todo a su paso.

Lo que ocurre en Gaza ―aunque con una magnitud obviamente diferente―, también es conocido y ha sido cruelmente experimentado en nuestra región por las comunidades mapuche en lucha. Bajo un estado de excepción supuestamente temporal, pero que se volvió permanente bajo la administración estatal de Boric, se legitimó la intervención militar que persigue, encarcela, criminaliza y asesina impunemente en el Wallmapu con armamento proporcionado por el mismísimo Estado de Israel.

Volviendo a Gaza, ¿Qué podemos hacer para contribuir a frenar este genocidio? Lo primero es tener claro que intentar comprender las complejidades, lo común y lo específico que tienen estas coyunturas no tiene por qué transformarse en un acto de pasividad. La extrema urgencia de la situación no puede llevarnos a salidas que incrementen nuestra impotencia. Alentamos las acciones de solidaridad con la población palestina y de sabotaje a los Estados directamente involucrados en esta masacre genocida. Creemos importante ir más allá del internacionalismo del movimiento obrero tradicional, promoviendo uno que sea capaz de proyectar el contenido comunista que pueda gestarse en las batallas actuales por la supervivencia de una humanidad proletarizada que se encuentra en una nueva etapa crítica del desarrollo del capital.

Por lo tanto, consideramos que es necesario y urgente difundir, informar, boicotear a las mercancías y al Estado de Israel, movilizarse y solidarizarse en la calle manteniendo y profundizando una perspectiva de autoemancipación de toda forma de gestión capitalista.


martes, 12 de marzo de 2024

[Praga] CONGRESO CONTRA LA GUERRA

Action Week Crew

Del 20 al 26 de mayo de 2024, grupos e individuos de diferentes partes del mundo se reunirán en Praga para coordinar actividades contra la guerra como parte de la Semana de Acción. La serie de eventos también incluirá un Congreso contra la guerra, que tendrá lugar del viernes 24 al domingo 26 de mayo de 2024. En el Congreso se presentarán campañas, acciones directas, proyectos, publicaciones y análisis relacionados con la cuestión de la guerra. Entre otras cosas, este evento internacionalista servirá como asamblea abierta que intentará combinar fundamentos teóricos con actividades prácticas.

Consideramos necesario, en el proceso de resistencia a la guerra, desarrollar una práctica anticapitalista que busque preservar la autonomía política. En concreto, esto significa que queremos organizarnos fuera de los partidos políticos, fuera de las estructuras de los Estados, y contra todos los Estados. Buscaremos especialmente las formas de oponernos a todas las duras condiciones a las que hemos estado expuestos y sometidos durante las guerras interestatales y la paz capitalista. Buscaremos las formas de sabotear las guerras, cómo privar a nuestros enemigos de recursos, cómo socavar la capacidad de los Estados y sus ejércitos para continuar las guerras.

¿Qué dirección hay que tomar y qué hay que hacer? ¿Cómo unir fuerzas y organizarse? Buscaremos respuestas basadas en la diferenciación de clase, y no en la diferenciación nacional; respuestas que tengan en cuenta la contraposición entre soldados rasos y oficiales, entre trabajadores asalariados y patrones, entre el proletariado y la burguesía. Buscaremos formas de hacer que los soldados en uniforme de cualquier ejército estatal se identifiquen con la lucha social de sus hermanos y hermanas al otro lado del frente, y no con las órdenes asesinas de sus oficiales. También buscaremos la manera de oponernos a los falsos amigos, a todos aquellos que pretenden transformar la lucha de clases en una lucha nacional o religiosa por un nuevo Estado, un nuevo espacio capitalista, mejor adaptado a sus necesidades.

Apoyamos a la comunidad internacionalista que afirma la lucha contra la burguesía de todos los bandos en guerra, contra los ejércitos de todos los Estados, contra los capitalistas de cada país. Las manifestaciones actuales de resistencia, por contradictorias y fragmentadas que sean, contienen sin duda el germen de una polarización social que puede convertir las guerras entre Estados en un enfrentamiento de clase. Se trata de la confrontación entre los defensores de la nación, de los Estados y del capitalismo, por un lado, y la clase social, por otro, que empieza a darse cuenta de que defender la nación a la que está encadenada sólo sirve a los intereses de quienes la explotan.

La acción directa contra las guerras adopta ahora diversas formas, más o menos selectivas, más o menos organizadas. Luchemos por un cambio cualitativo en el que los actos individuales de resistencia rompan su aislamiento mediante la interconexión y la coordinación. El enemigo común en cada época es, en primer lugar, el capitalismo, y por tanto cada Estado que lo estructura, el ejército que lo defiende, la burguesía que lo encarna. La única salida a la pesadilla de las guerras y la paz capitalistas es un despertar colectivo: debemos ver y sabotear toda la maquinaria de la guerra, derrocar a sus representantes y recuperar nuestro poder como creadores del mundo.

Hacemos un llamamiento a los grupos e individuos interesados en participar en el congreso contra la guerra de Praga para que se pongan en contacto con nosotros con suficiente antelación con propuestas para el programa.

¡Juntos contra las guerras capitalistas y la paz capitalista!

miércoles, 28 de febrero de 2024

[Israel] El discurso de los derechos humanos ha fracasao en detener el genocidio en Gaza

Un anarquista de Jaffa sobre la necesidad de estrategias anticoloniales para la liberación
2024-02-13, publicación original en CrimthInc.

Tras cuatro meses de asalto a Gaza, el ejército israelí ha obligado a más de un millón de refugiados a refugiarse al borde de la frontera egipcia y ahora los bombardea mientras amenaza con organizar un asalto terrestre contra ellos. En el siguiente texto, Jonathan Pollak, participante desde hace mucho tiempo en Anarquistas contra el Muro y otros esfuerzos de solidaridad anticolonial, explica por qué no debemos esperar que las instituciones internacionales o los movimientos de protesta de la sociedad israelí pongan fin al genocidio de Gaza y hace un llamamiento a la gente corriente para que pase a la acción.

Una versión más corta de este texto fue rechazada por la plataforma liberal israelí Haaretz, un indicio de la disminución del espacio para la disidencia en Palestina y dentro de la sociedad israelí.


El discurso de los derechos humanos no ha logrado detener el genocidio en Gaza

Llevamos ya más de 120 días de un ataque israelí sin precedentes contra Gaza. Sus terribles repercusiones y nuestra incapacidad para ponerle fin deberían obligarnos a reevaluar nuestra perspectiva sobre el poder, nuestra forma de entenderlo y, lo que es más importante, lo que tenemos que hacer para combatirlo.

En medio de la sangre derramada, los interminables días de muerte y destrucción, la insoportable escasez, el hambre, la sed y la desesperación, las incesantes noches de fuego y azufre y fósforo blanco lloviendo indiscriminadamente del cielo, debemos enfrentarnos a la cruda realidad y remodelar nuestras estrategias.

Las víctimas mortales registradas oficialmente -además de las muchas personas palestinas que permanecen sepultadas bajo los escombros y que aún no figuran en el recuento oficial- suponen ya la aniquilación de casi el 1,5% de toda la vida humana en la Franja de Gaza. A medida que Israel intensifica sus ataques contra Rafah, parece que no hay final a la vista. Pronto se habrá extinguido la vida de uno de cada cincuenta habitantes de Gaza.

El ejército israelí está infligiendo un número sin precedentes de sufrimiento y muerte a los 2,3 millones de habitantes de Gaza, superando cualquier cosa jamás presenciada en Palestina -o en cualquier otro lugar- durante el siglo XXI. Sin embargo, estas asombrosas cifras no han penetrado en las gruesas capas de disociación y desconexión que caracterizan a la sociedad israelí y a los aliados occidentales de Israel. En todo caso, la reducción de esta tragedia a estadísticas parece dificultar más que mejorar nuestra comprensión. Presenta un todo que oscurece lo específico: las cifras ocultan la personalidad de los innumerables individuos que han sufrido muertes dolorosas y particulares.

Al mismo tiempo, la insondable magnitud de la masacre de Gaza hace imposible comprenderla a través de las historias de las víctimas individuales. Periodistas, barrenderos, poetas, amas de casa, trabajadores de la construcción, madres, médicos y niños, una multitud demasiado vasta para ser narrada. Nos quedan figuras anónimas sin rostro. Entre ellos hay más de 12.000 niños. Probablemente muchos más.

Por favor, hagan una pausa y digan esto en voz alta, palabra por palabra: más de doce mil niños y niñas. Asesinadas. ¿Hay alguna forma de que podamos asimilarlo y superar el ámbito de las estadísticas para comprender la horrible realidad?

Las frías y contundentes cifras también ocultan cientos de familias aniquiladas, muchas de ellas completamente borradas -a veces tres, incluso cuatro generaciones, borradas de la faz de la tierra.

Estas cifras eclipsan a las más de 67.000 personas que han resultado heridas, miles de las cuales quedarán paralizadas para el resto de sus vidas. El sistema médico de Gaza ha sido destruido casi por completo; se están llevando a cabo amputaciones vitales sin anestesia. El grado de destrucción de las infraestructuras en Gaza supera al de los bombardeos de Dresde al final de la Segunda Guerra Mundial. Casi dos millones de personas -aproximadamente el 85% de la población de la Franja de Gaza- se han visto desplazadas, con sus vidas destrozadas por los bombardeos israelíes mientras se refugian en el sur de la Franja, peligrosamente superpoblada, que el gobierno israelí declaró falsamente “segura”, pero que sigue bombardeando con cientos de bombas de 2000 libras. El hambre en Gaza, creado por la política estatal israelí incluso antes de la guerra, es tan grave que equivale a una hambruna. En su desesperación, la gente ha recurrido a comer forraje, pero ahora incluso eso se está acabando.

Hace aproximadamente un mes, un conocido mío que huyó a Rafah desde la ciudad de Gaza después de que bombardearan su casa allí me dijo que él y su familia ya se habían visto obligados a trasladarse de un refugio temporal a otro seis veces diferentes en sus intentos de escapar de las bombas. Desesperado, me dijo: “No hay comida, ni agua, ni un lugar donde dormir. Estamos constantemente sedientos, hambrientos y mojados. Ya he tenido que sacar a mis hijos de debajo de los escombros dos veces: una en Gaza y otra aquí en Rafah”.

Estos ríos de sangre deben romper los muros de nuestra apatía. Ojalá el tiempo se detuviera lo suficiente para que todos pudiéramos procesar nuestro dolor. Pero no lo hará. Sigue pasando mientras caen más bombas sobre Gaza.

Décadas de injusticia han allanado el camino para esto. Han pasado 75 años desde la Nakba, 75 años de colonialismo israelí, y sus defensores siguen negando los hechos. Incluso después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) afirmara que hay motivos para temer que se esté cometiendo un genocidio en Gaza, Estados Unidos y muchos de los demás aliados occidentales de Israel han guardado silencio.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó la mera disposición del tribunal a debatir el caso de “una vergüenza que no se borrará en generaciones”. Efectivamente, la sentencia es una vergüenza. A pesar de que todo quedó a la vista, el tribunal no ordenó a Israel que cesara el fuego. Es una vergüenza para el propio tribunal y para la idea misma de que el derecho internacional debe proteger las vidas y los derechos de las personas que son aplastadas por la fuerza militar de las naciones.

Se dirá sin duda que el derecho, por naturaleza, es meticuloso y que considera el bosque no como un todo sino como árboles individuales. A eso debemos responder que la realidad, los hechos, el sentido común deben estar por encima de la ley, no por debajo de ella. Israel dedica considerables recursos a un legalismo del campo de batalla, destinado a dar cobertura a sus actos asesinos. Este enfoque consiste en trocear la realidad en finas lonchas de observaciones y acciones independientes aprobadas legalmente. En el bloque X había un objetivo militar, lo que justifica la muerte de más de dos docenas de civiles no implicados; el bloque Y era el hogar de un bombero empleado por Hamás, lo que legitima, según el principio de proporcionalidad, la decisión de aniquilar a tres familias vecinas. Pero esta práctica no puede convertir el agua genocida en vino legítimo. Se trata de una luz de gas legal que desmenuza la realidad para ocultar un patrón de asesinato masivo indiscriminado.

Si la matanza del 1,5% de la población en cuatro meses no es genocidio; si los actos de Israel no se consideran lo suficientemente graves como para que un tribunal ordene el cese inmediato de la matanza, ni siquiera a la luz de la incitación abierta al exterminio de los palestinos por parte de destacados políticos israelíes y miembros de la prensa, por no mencionar al presidente y al primer ministro de Israel; cuando se acepta la falta de castigo por tales incitaciones y tales actos en lugar de calificarlos de genocidio en los términos más sencillos, entonces las palabras que utilizamos para describir la realidad han perdido todo su significado y necesitamos urgentemente un nuevo lenguaje que vaya más allá de los confines de la jerga jurídica.

Dejar el cuchillo del carnicero en la mano del carnicero -dejar a Israel sin trabas ni obstáculos- significa permitir que continúe la matanza en Gaza. Este es el fracaso absoluto y continuo del derecho internacional y de las instituciones encargadas de mantenerlo.

Este fracaso traspasa la responsabilidad de forzar el fin de la catástrofe en curso, para que recaiga sobre los hombros de la sociedad civil. Esto debería obligarnos a superar los vacíos paradigmas liberales de los derechos humanos, que han sustituido a la liberación como discurso dominante en la política de izquierdas.

El camino a seguir

El discurso de los derechos humanos que ha secuestrado a la izquierda política en las últimas décadas nos ha alejado de un marco de liberación y acción eficaz. Ahora está claro que debemos desviarnos del pensamiento liberal para restablecer estrategias que desarmen y deconstruyan el poder. La complicidad moral con los crímenes de Israel que representa la negativa de la CIJ a ordenar un alto el fuego inmediato nos obliga a ello. Ofrece un argumento convincente de que todos debemos romper con el actual sistema fracasado.

Por otra parte, la realidad no esperará a que resolvamos las cosas. No podemos simplemente tomarnos nuestro tiempo y esperar a pasar a la acción hasta que hayamos desarrollado y popularizado nuevas narrativas y marcos conceptuales. Tenemos que utilizar todos los medios a nuestro alcance para actuar ahora mismo.

¿Nos ofrece la CIJ alguna herramienta que podamos utilizar? la CIJ está considerada la más alta instancia del derecho internacional. Aunque no dispone de mecanismos de aplicación independientes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sus sentencias y jurisprudencia se consideran la base de la jurisprudencia del derecho internacional, y a menudo se incorporan a las sentencias de los tribunales nacionales sobre estos asuntos. A pesar de haber ordenado muy pocas medidas contra Israel o el genocidio en curso que se está llevando a cabo, el tribunal sí determinó que hay motivos considerables para creer que se está produciendo un genocidio.

Dado que el tribunal no adoptó ninguna medida real contra Israel, debería ser evidente que la responsabilidad de actuar recae sobre nosotras y nuestros movimientos. Afortunadamente, la sentencia también podría darnos algunas herramientas para utilizar aquí y ahora mientras desarrollamos nuevos marcos de liberación. Un ejemplo de ello es una reciente demanda ante un tribunal federal de California que pretendía ordenar a la administración estadounidense que pusiera fin al apoyo militar a Israel. El caso fue desestimado alegando que la política exterior estadounidense está fuera de la jurisdicción del tribunal, pero éste determinó que es plausible que Israel esté cometiendo genocidio en Gaza basándose en la sentencia de la CIJ.

El argumento jurídico de que los gobiernos deben abstenerse de complicidad en el genocidio no carece de fundamento en la legislación estadounidense, así como en muchos otros países. Un tribunal holandés ha ordenado recientemente al gobierno de los Países Bajos que detenga la entrega de piezas para los aviones de combate F-35 que Israel está utilizando para bombardear la Franja de Gaza. Ahora podría ser plausible obligar a más gobiernos a imponer embargos de armas, sanciones u otras medidas a través de los tribunales nacionales.

Sin embargo, tales estrategias nos siguen reduciendo a confiar en supuestos expertos; no nos ayudarán a construir movimientos. El genocidio no se detendrá desde dentro de la sociedad israelí. La presión para hacerlo debe venir de fuera. Ha llegado el momento de la acción directa y de los esfuerzos de abajo arriba, como los boicots impulsados por las comunidades a los productos israelíes, a los vendedores que comercian con ellos, a las exportaciones culturales y propagandísticas israelíes y a cualquier otra cosa que alimente el movimiento mundial de boicot, desinversión y sanciones. El bloqueo del puerto de Tacoma o las acciones de los trabajadores portuarios de todo el mundo que se niegan a cargar barcos y mercancías israelíes y a transportar armas a Israel son ejemplos de cómo podríamos avanzar, construyendo hacia un movimiento de base proactivo.

Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para detener el genocidio que se está produciendo ahora, pero es importante que abordemos el hecho de hacerlo como un paso hacia la promoción de la liberación palestina y el desmantelamiento del colonialismo de los colonos israelíes. La descripción del pueblo palestino como poco más que víctimas a merced de la represión israelí es a veces bien intencionada, pero borra su personalidad y su capacidad de acción. Mientras nos esforzamos por poner fin a la maquinaria bélica de Israel, debemos articular que esto forma parte de la lucha para acabar con el colonialismo israelí, y centrar a los y las palestinas como protagonistas de esa historia.

Las raíces del problema

Desde antes de la creación del Estado israelí, Israel ha sido una sociedad racista y colonialista, basada en la idea de que los israelíes son fundamentalmente superiores a los palestinos. Esta es la corriente principal del pensamiento político israelí, tanto en su ala derecha como en la llamada izquierda. Este es el pensamiento que motivó la desposesión masiva de familias palestinas que precedió a la formación del Estado, la limpieza étnica de la Nakba en 1948, y diversas formas de apartheid y gobierno militar desde entonces. De hecho, sólo ha habido un año en la historia de Israel -1966- en el que no impusiera un régimen de dictadura militar sobre al menos parte de su población palestina.

Desde mucho antes del actual asalto a Gaza, la realidad cotidiana de la existencia palestina bajo el dominio israelí ha sido un terror continuo y permanente en medio de la violencia y la incertidumbre. Ser palestino significa pasar por un puesto de control sin saber si te sacarán y te detendrán; significa la violencia de las turbas de colonos; significa que te metan en la cárcel bajo detención administrativa, sin saber para qué ni durante cuánto tiempo; significa una redada militar en mitad de la noche. Son todas estas cosas y otras peores, día tras día, a lo largo de toda una vida, a lo largo de generaciones. Una de las muchas cosas que ocurrieron el 7 de octubre fue que, durante un breve periodo de tiempo, también los israelíes, como sociedad, experimentaron ese tipo de terror existencial, esa inquietante incertidumbre y falta de seguridad.

Los sucesos del 7 de octubre han tenido tal impacto en la sociedad israelí que, incluso hoy, la mayoría de la ciudadanía israelí sigue centrándose en sí misma como principal víctima de la narración. Uno de los efectos de esto es la obsesión israelí por contextualizar el genocidio de Gaza en relación con la violencia del 7 de octubre. Una queja común sobre la decisión de la CIJ entre los israelíes es que el tribunal no mencionó el 7 de octubre en su decisión (de hecho, sí lo mencionó). Al mismo tiempo, esta exigencia de contexto pretende suprimir el contexto más amplio. Muchas personas, incluso de la llamada izquierda, expresan su indignación cuando la situación actual se pone en el contexto de la Nakba, la ocupación de 1967 o el asedio en curso. Según esta lógica al revés, proporcionar ese contexto se percibe como un genocidio contra los israelíes.

El racismo israelí era frecuente antes, pero desde el 7 de octubre, el discurso genocida no disimulado y los llamamientos abiertos al genocidio real se han convertido en la norma. Dentro de la sociedad israelí no existe ningún movimiento realmente significativo contra el genocidio. Los movimientos de protesta que existen tienen un tamaño y una influencia insignificantes, o se dedican principalmente a exigir un acuerdo de intercambio de rehenes, o se centran en cuestiones internas israelíes, reminiscencias del movimiento pro-judicial de antes del 7 de octubre.

Los minúsculos islotes aislados de resistencia al asalto a Gaza y a los aspectos más generales del dominio israelí son tan pequeños que deben entenderse como un error de redondeo, no como una fuerza real. La idea de que existe un movimiento contra el colonialismo y por la liberación palestina dentro de la sociedad israelí es una ilusión. Para desempeñar un papel a la hora de labrar un camino hacia un futuro de verdadera libertad, quienes proceden de esta sociedad de colonos tendrán que rechazar de raíz el colonialismo israelí. Debemos tener en cuenta que, por mucho que queramos ser parte de la solución, también seguiremos siendo inherentemente parte del problema.

Al abordar el futuro posterior al genocidio, debemos preguntarnos cómo sobrevivirán las ideas igualitarias en una realidad asolada por la guerra, la muerte y la destrucción. No está claro cómo podemos prever y crear un futuro que pueda trascender el trauma del pasado reciente, sobre todo teniendo en cuenta que, aunque la ruina y la violencia podrían disminuir una vez que haya cesado el asalto, la represión israelí continuará.

Todavía no hay nada claro sobre el futuro posterior al genocidio, incluidos los giros que tomará el movimiento palestino de liberación. Eso sólo lo puede decidir los y las palestinas. Lo que es obvio -y debería haber estado claro mucho antes- es que quienes se oponen al colonialismo no deben regodearse en los privilegios que éste otorga. Los detalles exactos del camino hacia la liberación son inciertos, pero es innegable que quienes quieran contribuir a allanarlo sólo pueden desempeñar un papel en ello dentro del movimiento palestino. La responsabilidad de encontrar formas de hacerlo, de transgredir los límites de la identidad nacional forzada que existen precisamente para impedirlo, recae en quienes desean apoyar al pueblo palestino y romper los confines del colonialismo.

lunes, 26 de febrero de 2024

[EE.UU.] Sobre la acción de Aaron Bushnell en solidaridad con Gaza

Aaron Bushnell, era soldado estadounidense de 25 años que se prendió fuego frente a la embajada de Israel en Washington DC, murió en el hospital. Grito “Palestina libre” mientras se prende fuego.

Traducción automática de un artículo publicado en CrimethInc.:  “This Is What Our Ruling Class Has Decided Will Be Normal” On Aaron Bushnell’s Action in Solidarity with Gaza

“Esto es lo que nuestra clase gobernante ha decidido que será normal”
Sobre la acción de Aaron Bushnell en solidaridad con Gaza

El domingo 25 de febrero recibimos un correo electrónico de una persona que firmó Aarón Bushnell.

Lee,

Hoy planeo participar en un acto extremo de protesta contra el genocidio del pueblo palestino. Los enlaces a continuación deberían llevarlo a una transmisión en vivo y a imágenes grabadas del evento, que serán muy inquietantes. Le pido que se asegure de que las imágenes se conserven y se informen sobre ellas.

Consultamos la cuenta de Twitch. El nombre de usuario mostrado era “LillyAnarKitty” y el ícono de usuario era un círculo A, el significado universal del anarquismo: el movimiento contra todas las formas de dominación y opresión.

En el vídeo, Aaron comienza presentándose. “Mi nombre es Aaron Bushnell. Soy miembro en servicio activo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y ya no seré cómplice del genocidio. Estoy a punto de participar en un acto de protesta extremo, pero en comparación con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es nada extremo. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que será normal”.

El vídeo muestra a Aaron continuando filmando mientras camina hacia la puerta de la embajada de Israel en Washington, DC, cuelga el teléfono, se moja en un líquido inflamable y se prende fuego, gritando “Palestina libre” varias veces. Después de que se desploma, los agentes de policía que habían estado observando cómo se desarrollaba la situación entran corriendo en el marco: uno con un extintor de incendios, otro con una pistola. El oficial continúa apuntando con el arma a Aaron durante más de treinta segundos mientras Aaron yace en el suelo, ardiendo.

Posteriormente, la policía anunció que habían llamado a su Unidad de Eliminación de Artefactos Explosivos.

Desde entonces hemos confirmado la identidad de Aaron Bushnell. Sirvió en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos durante casi cuatro años. Uno de sus seres queridos nos describió a Aaron como “una fuerza de alegría en nuestra comunidad”. Una publicación en línea lo describió como “una persona increíblemente gentil, amable y compasiva que dedica cada minuto y cada centavo que tiene a ayudar a los demás. Es tonto, hace reír a cualquiera y no haría daño a una mosca. Es un anarquista de principios que vive sus valores en todo lo que hace”.

Los amigos de Aaron nos dicen que ha fallecido como consecuencia de sus heridas.

Toda la tarde, mientras otros periodistas daban la noticia, discutíamos cómo debíamos hablar de esto. Algunos temas son demasiado complejos para abordarlos en una publicación apresurada en las redes sociales.

La magnitud de la tragedia que está teniendo lugar en Gaza es desgarradora. Supera todo lo que podemos entender desde el punto de vista de Estados Unidos. Más de 30.000 palestinos han sido asesinados, entre ellos más de 12.000 niños. Más de la mitad de todos los edificios habitables de toda Gaza han sido destruidos, junto con la mayoría de los hospitales. La gran mayoría de la población vive como refugiada con poco acceso a agua, alimentos o refugio.

El ejército israelí está planeando ahora una invasión terrestre de Rafah que añadirá un número incalculable de víctimas a este número. No es una exageración decir que estamos siendo testigos de la comisión deliberada de genocidio. Todas las pruebas disponibles indican que el ejército israelí seguirá matando a miles de palestinos hasta que se vean obligados a detenerse. Y cuanto más se prolongue este derramamiento de sangre, más personas morirán en el futuro, mientras otros gobiernos y grupos imitan el precedente sentado por el gobierno israelí.

El gobierno de Estados Unidos tiene la misma responsabilidad en esta tragedia, ya que armó y financió a Israel y le proporcionó impunidad en la esfera de las relaciones internacionales. Dentro de Israel, las autoridades han reprimido efectivamente los movimientos de protesta en solidaridad con Gaza. Si las protestas van a ejercer influencia para detener el genocidio, corresponde al pueblo de Estados Unidos descubrir cómo lograrlo.

¿Pero qué hará falta? Miles de personas en todo el país han participado en valientes actos de protesta sin lograr aún detener el ataque de Israel.

Aaron Bushnell fue uno de los que simpatizó con los palestinos que sufren y mueren en Gaza, uno de los que está atormentado por la pregunta de cuáles son nuestras responsabilidades cuando nos enfrentamos a una tragedia así. En este sentido, fue ejemplar. Honramos su deseo de no permanecer pasivos ante la atrocidad.

La muerte de una persona en Estados Unidos no debería considerarse más trágica –ni más digna de noticia– que la muerte de un solo palestino. Aún así, hay más que decir sobre su decisión.


Aaron fue la segunda persona que se autoinmoló en una institución diplomática israelí en Estados Unidos. Otro manifestante hizo lo mismo en el consulado de Israel en Atlanta el 1 de diciembre de 2023. No nos resulta fácil saber hablar de sus muertes.

Algunos periodistas se ven a sí mismos involucrados en la actividad neutral de difundir información como un fin en sí mismo, como si el proceso de seleccionar qué difundir y cómo enmarcarlo pudiera alguna vez ser neutral. Por nuestra parte, cuando hablamos, suponemos que estamos hablando con personas de acción, personas como nosotros que son conscientes de su agencia y están en el proceso de decidir qué hacer, personas que pueden estar luchando contra el dolor y la desesperación.

Los seres humanos se influyen unos a otros tanto a través de argumentos racionales como a través de la contagiosidad de la acción. Como dijo Peter Kropotkin : "El coraje, la devoción y el espíritu de sacrificio son tan contagiosos como la cobardía, la sumisión y el pánico".

Así como tenemos la responsabilidad de no mostrar cobardía, también tenemos la responsabilidad de no promover el sacrificio de manera casual. No debemos hablar descuidadamente de asumir riesgos, ni siquiera de riesgos que hayamos asumido nosotros mismos. Una cosa es exponerse al riesgo; otra cosa es invitar a otros a correr riesgos sin saber cuáles pueden ser las consecuencias para ellos.

Y aquí no hablamos de un riesgo, sino de la peor de todas las certezas.

No enaltezcamos la decisión de acabar con la vida, ni celebremos nada que tenga repercusiones tan permanentes. En lugar de exaltar a Aarón como mártir y animar a otros a emularlo, honramos su memoria, pero os exhortamos a tomar un camino diferente.


"Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que será normal".

Estas palabras de Aarón nos persiguen.

El esta en lo correcto. Estamos entrando rápidamente en una era en la que la vida humana se considera inútil. Esto es obvio en Gaza, pero también podemos verlo en otras partes del mundo. Con las guerras proliferando en Medio Oriente y el norte de África, nos encontramos en el umbral de una nueva era de genocidios. Incluso dentro de Estados Unidos, los incidentes con víctimas masivas se han vuelto rutinarios, mientras que un segmento entero de la clase baja está condenado a la adicción , la falta de vivienda y la muerte.

Como táctica, la autoinmolación expresa una lógica similar a la premisa de la huelga de hambre. El manifestante se trata a sí mismo como un rehén e intenta utilizar su voluntad de morir para presionar a las autoridades. Esta estrategia supone que las autoridades están preocupadas en primer lugar por el bienestar del manifestante. Hoy, sin embargo, como escribimos sobre la huelga de hambre de Alfredo Cospito ,

Nadie debería hacerse ilusiones sobre cómo ven los gobiernos la santidad de la vida en la era de la COVID-19, cuando el gobierno de Estados Unidos puede tolerar la muerte de un millón de personas sin sonrojarse mientras el gobierno ruso emplea explícitamente a convictos como carne de cañón. Los políticos fascistas recién elegidos que gobiernan Italia no tienen escrúpulos en condenar a muerte a poblaciones enteras, y mucho menos en permitir que muera un solo anarquista.

En este caso, Aaron no era un anarquista encarcelado, sino un miembro en servicio activo del ejército estadounidense. Su perfil de linkedin especifica que se graduó de la formación básica “de primer nivel y de primera clase”. ¿Hará esto alguna diferencia para el gobierno de Estados Unidos?

Al menos, la acción de Aaron muestra que el genocidio no puede tener lugar en el extranjero sin daños colaterales en este lado del océano. Desafortunadamente, las autoridades nunca se han sentido especialmente conmovidas por las muertes de personal militar estadounidense. Innumerables veteranos estadounidenses han luchado contra la adicción y la falta de vivienda desde que regresaron de Irak y Afganistán . Los veteranos se suicidan a un ritmo mucho mayor que el resto de adultos. El ejército estadounidense sigue utilizando armas que exponen a las tropas estadounidenses a lesiones cerebrales permanentes .

A los miembros del ejército se les enseña a comprender su voluntad de morir como el principal recurso que tienen para poner al servicio de las cosas en las que creen. En muchos casos, esta forma de pensar se transmite de generación en generación. Al mismo tiempo, la clase dominante toma con calma la muerte de soldados. Esto es lo que han decidido que será normal.

No es la voluntad de morir lo que influirá en nuestros gobernantes. Realmente temen nuestras vidas, no nuestras muertes; temen nuestra voluntad de actuar colectivamente según una lógica diferente, interrumpiendo activamente su orden.

Muchas cosas que valen la pena hacer implican riesgos, pero elegir poner fin intencionalmente a tu vida significa excluir años o décadas de posibilidades, negándonos al resto de nosotros un futuro contigo. Si tal decisión alguna vez es apropiada, será sólo cuando se hayan agotado todos los demás cursos de acción posibles.

La incertidumbre es una de las cosas más difíciles de soportar para el ser humano. Existe una tendencia a tratar de resolverlo lo más rápido posible, incluso imponiendo de antemano el peor de los casos, incluso si eso significa elegir la muerte. Hay una especie de alivio al saber cómo resultarán las cosas. Con demasiada frecuencia, la desesperación y el autosacrificio se mezclan y confunden, ofreciendo un escape demasiado simple de tragedias que parecen irresolubles.

Si tienes el corazón destrozado por los horrores en Gaza y estás dispuesto a soportar consecuencias significativas para intentar detenerlos, te instamos a que hagas todo lo que esté a tu alcance para encontrar camaradas y hacer planes colectivamente. Sentar las bases para una vida plena de resistencia al colonialismo y a todas las formas de opresión. Prepárese para correr riesgos según lo exija su conciencia, pero no se apresure hacia la autodestrucción. Te necesitamos desesperadamente vivo, a nuestro lado, para todo lo que está por venir.

Como escribimos en 2011 en referencia a la autoinmolación de Mohamed Bouazizi ,

Nada es más aterrador que apartarse de lo que sabemos. Puede que se necesite más coraje para hacer esto sin suicidarse que para prenderse fuego. Ese coraje es más fácil de encontrar en compañía; Hay tantas cosas que podemos hacer juntos que no podemos hacer como individuos. Si hubiera podido participar en un movimiento social poderoso, quizás Bouazizi nunca se habría suicidado; pero, paradójicamente, para que tal cosa sea posible, cada uno de nosotros tiene que dar un paso análogo al que dio hacia el vacío.

Admitamos que el tipo de actividad de protesta que ha tenido lugar hasta ahora en Estados Unidos no ha servido para obligar al gobierno estadounidense a obligar a detener el genocidio en Gaza. Es una pregunta abierta qué podría lograr eso. La acción de Aarón nos desafía a responder esta pregunta, y a responderla de manera diferente a como lo hizo él.

Lamentamos su fallecimiento.


Si usted o sus familiares actualmente sirven en el ejército de los EE. UU., comuníquese con la línea directa de derechos de los militares al 1-877-447-4487.

 

 

martes, 6 de febrero de 2024

[Argentina] Ustedes, los «progres», parieron a Milei

Alberto Bonnet
Buenos Aires, 23 noviembre de 2023. publicado en comunizar

Hasta ayer ustedes, los siervos progres de sus señores justicialistas, nos convocaron a votar a Massa contra Milei. Y ayer algunos de nosotros votaron por su candidato, sólo para que no ganara la contraria, naturalmente, y otros no lo votamos. Pero, sea como sea, hoy todos nosotros juntitos les decimos: ustedes, los progres, parieron a Milei y a sus votantes.

Ustedes parieron a Milei proveyéndole dinero, candidatos y fiscales a La libertad avanza para dividir el voto a Juntos por el cambio. Ayer, los responsables de esta miserable maniobra, la pandilla entera de Unión por la patria, incluyéndolos a ustedes, sus siervos progres, merecía haber recibido cascotazos antes que votos. Pero, por encima de todo, ustedes parieron a los votantes de Milei, durante sus cuatro años de gobierno.

Ustedes parieron a los votantes dolarizadores de Milei mediante su política económica, su consabida emisión monetaria descontrolada acompañada de las consabidas policías de precios, tipos de cambio, cupos de importaciones y demás ocurrencias propias de comisarios de Trulalá, que llevaron la inflación del 53,8% de diciembre de 2019 (IPC general interanual) al 142,7% de octubre de 2023, multiplicando los precios por nueve en cuatro años de gobierno. O, dicho de otra manera, que llevaron la indigencia y la pobreza del 6,7 y el 35,5%, respectivamente, del segundo semestre de 2018, a un 9,3 y un 40,1% en el segundo de 2023 (y, gracias a su última devaluación, a un 43,5%). Toda una proeza la de ustedes, progres: parieron un ejército entero de dolarizadores que no cuentan ni con un dólar en sus bolsillos.

Ustedes parieron a los votantes anti-cuarentena de Milei mediante su confinamiento ante el COVID, uno de los más prolongados y restrictivos del mundo entero, con todo su tremendo costo económico y social a cambio de su mediocre beneficio sanitario (en términos de muertos por millón de habitantes, nos dejaron por debajo de Perú y Brasil, es cierto, pero también por arriba del resto de América Latina y de buena parte del resto del mundo). Y, además, para que aquellos votantes anti-cuarentena se multiplicaran aún más, ustedes se dedicaron a insultar a los enfermos y a los muertos por la pandemia, jugando a su jueguito berreta de anti-imperialismo entre laboratorios, montando sus vacunatorios VIP y festejando el cumpleañitos de su primera dama en la Quinta de Olivos en medio de la cuarentena. ¿Sergio presidente? Tarde. Antes correspondía la destitución, mediante juicio político, del presidente Alberto.

Ustedes parieron a los votantes anti-casta de Milei, simplemente, comportándose ustedes mismos como una casta. Pero no cualquier casta, no, sino como la más corrupta e impune que uno pueda imaginarse. La casta encabezada por ese presidente que viola sus propios decretos y una vice-presidenta que sólo ocupa su cargo para no ocupar una celda. La casta que genera desde arriba sus propias organizaciones, como La Cámpora, gracias a su manejo del arbitrio y el presupuesto del Estado. La casta que, para perpetuarse en el poder, implementa un plan platita que insume al menos un punto y medio del producto. ¿Qué esperaban de la ciudadanía? ¿Acaso votos a favor de la supervivencia de vuestra casta?

Ustedes parieron a los votantes–rappi de Milei, esas penosas sombras de emprendedores, a través del aumento incesante de precarización laboral. Hoy, gracias a ustedes, ya casi la mitad del trabajo es precario: el 27,3% trabaja en negro y el 22,2% por cuenta propia. Total: 49,5%. Un esfuerzo más de ustedes, progres, y los precarios son mayoría. La recuperación del empleo, después de su derrumbe durante la pandemia, redujo la brecha preexistente entre los volúmenes de ambos y, además, incrementó brutalmente la brecha entre sus respectivos salarios. Aunque esto, a ustedes, les importó un carajo, desde luego, porque confiaron en que podían emparcharlo con un poco más asistencialismo.

Ustedes parieron a los votantes anti-feminazis de Milei mediante sus grotescas prácticas de pinkwashing. Las boludas resoluciones del INADI sobre lenguaje inclusivo, el pelotudo cuadernillo del INADI para los periodistas destacados en el Mundial de Qatar, y un largo etcétera. ¿Usamos la e, la x, o la @? Mejor dejemos un espacio en blanco, en un país donde el 64% de aquellos pobres son mujeres, donde entre el 56,2% (INDEC) y el 66% (UNICEF) de los niños son pobres y están sometidos, especialmente las nenas, a violencia doméstica cotidiana en sus hogares, donde el desempleo de las mujeres jóvenes alcanza el 13,4%, es decir, más del doble del nivel promedio. Ojo, progres: ser parte de la casta reditúa privilegios como, por ejemplo, la libertad de pasear en yate por el Mediterráneo, pero también puede encerrar en un tupper.

Ustedes parieron a los votantes anti-adoctrinamiento de Milei, adoctrinando a través de sus materiales didácticos en escuelas y colegios, confabulándose con Baradel y demás forajidos para destruir la calidad de la educación pública, convirtiendo cada universidad del conurbano en una unidad básica. Y también parieron a sus votantes anti-derechos humanos, manipulando la lucha y los organismos de lucha contra los crímenes cometidos por la última dictadura con fines partidarios durante años, y convirtiendo de pasadita esos derechos humanos en asuntos violados en el pasado, para poder seguir violándolos ustedes mismos en el presente cuando les conviene, como en Jujuy, en nombre de las exportaciones de litio. En fin, si me olvidé de algunos de los votantes de Milei (son tantos, gracias a ustedes y para desgracia nuestra, que quizás me olvide de algunos), seguro que a esos también los parieron ustedes.

Ayer ustedes, progres, nos convocaron desde su gobierno a votar a Massa contra Milei para defender nuestras conquistas… La de instalar a Milei en la presidencia de la Argentina: ¿es una de esas conquistas que debíamos defender? ¿o un retroceso que nunca les perdonaremos?

jueves, 1 de febrero de 2024

[Argentina] La patria es un supermercado construido sobre el genocidio indígena y proletario

Expandiendo la revuelta
01/02/2024, Buenos Aires.

No se trata simplemente de ir en contra, de apelar a retoricas ideológicas o anteponer deseos personales a una lucha colectiva, pero cuando vemos el espectáculo de la revuelta, o mejor dicho, la revuelta convertida en espectáculo, por lo menos nos toca hacer una autocrítica.

El nacionalismo invade cada consigna y cada discurso, pero sobre todo impone su proyección en torno a la lucha contra el DNU y la Ley ómnibus, argumentando una falsa dicotomía, un enemigo imaginario cuando al fin y al cabo todos se sientan en la misma mesa a la espera de “inversiones” y “debaten” en el parlamento la gestión de la explotación. No nos equivoquemos, estamos todxs en la misma, pero hay muchxs, demasiadxs, que buscan hacer de la rabia, de la indignación, de la rebeldía, un espacio de explotación mediático-política. Cuando frente al Congreso hay más cámaras que caras tapadas, cuando las manifestaciones se transforman en un reel para instagram o en palabras ingeniosas para twitter, lo discursivo se impone por sobre las prácticas. Mientras tanto C5N y Grabois advierten que si alguien le tira alguna piedra a la policía es un infiltrado de Bullrich, y TN cumple su función histórica “quienes están ahí no son el pueblo, el pueblo está trabajando” repiten cínicamente, al mismo tiempo los medios “alternativos” reivindican lo “pacifico” de los manifestantes que se dejan pegar para dar una buena imagen, y lo deshonroso de la detención policial a algunas militantes por cantar el himno nacional.

Sabemos que es una frase hecha, pero la realidad no deja de demostrarnos una y otra vez que los dirigentes son quienes están apaciguando la rebeldía, que antes que la negación de la realidad están más interesados en llegar a acuerdos políticos, en acumular militantes y en representar a una masa pasiva que aplauda sus decisiones. Desde el peronismo a la izquierda parlamentaria, desde los medios oficiales a gran parte de los que se dicen alternativos, no queremos ser parte de este show y al mismo tiempo sabemos que somos tantxs otrxs, que más allá incluso de diferencias ideológicas, queremos arrasar con esta realidad, las asambleas nos demuestran constantemente que no necesitamos lideres ni punteros, y las manifestaciones espontáneas, como aquella surgida el reciente 21 de diciembre, evidencian que cuando nos organizamos horizontalmente somos más peligrosxs que cuando nos convertimos en carne de cañon ajena.

La lucha es larga y seguiremos acá, firmes, algunas veces entre la multitud, otras en sus márgenes, lo que podemos decir en este momento, es simplemente que seamos críticxs de nuestra participación en el espectáculo al que nos intentan introducir, y no dejemos tampoco que los reflectores y el asco patriótico apaguen nuestras pasiones.

lunes, 29 de enero de 2024

[España] ¡NUNCA DIGAS NUNCA MAIS!

Reactiva
Enero 2024, Estado español.

“Hasta que no tomen conciencia nunca se rebelarán, y hasta que no se rebelen no podrán tomar conciencia” George Orwell      
Otra vez “mais” un residuo del capitalismo invade las playas, bueno, una pequeña parte de él, ya que la mayoría quedará en el fondo del mar, que ahí parece que no molesta a nadie. Ahora no es un galipote asqueroso, grasiento y cancerígeno, ahora toca microplásticos, millones y millones de bolitas de plástico que a su nociva existencia (unas 15 sustancias tóxicas, la de mayor proporción, un tal Tinuvin 622, parcialmente soluble en agua y tóxica para organismos acuáticos), se irán adhiriendo residuos variopintos, pero eso sí, es un residuo muy moderno e indudablemente mucho más simpático y amigable que la brea, dónde va a parar. Estas bolitas son arrastradas a toda la costa norte de la península ibérica, invaden las playas y es por esta razón que nos hemos enterado, porque nadie duda que si fueran contenedores con baterías de coche, nadie se hubiera enterado y que siga la fiesta del progreso capitalista.

Políticos de todos los colores se echan la culpa unos a otros, como si a algún partido le interesara que se llene de basura las playas, y todos los medios de masas debaten hipócrita y patéticamente sobre los fallos del transporte, la posibilidad de establecer más controles y leyes que permitan un transporte de mercancías sin sorpresas y más ecofriendly. Pero por mucho que periodistas, politicuchxs y ecologistas consideren este hecho un desastre evitable, lo cierto es que no lo es, es un daño colateral de la producción y tráfico de mercancías bajo el capitalismo, al igual que los accidentes laborales, el envenenamiento de la tierra, la atmósfera, el mar, o nuestros propios cuerpos, son consecuencia inseparable del desarrollo del capital. Así como la destrucción de la flora y la fauna, o la guerra, la explotación y muerte de una parte de la población, son consecuencia de este sistema mercantil. El desastre únicamente es evitable si se termina de una vez por todas con él, pero mantenerlo a flote es el denominador común de todxs lxs políticxs del arco parlamentario.

En su ansia de engordar sus beneficios, el sistema recortará sus gastos: salarios, reducción de plantilla, menos inversión en prevención de riesgos laborales, etc... Y estos desastres seguirán ocurriendo, pues no son las consecuencias de una empresa malvada o falta de regulación socialdemócrata, ocurre, porque así son las reglas de la economía. Que antepone la ganancia a la vida. Si ahora los gobiernos nos venden sus compromisos para parar el cambio climático y promueve energías verdes, no es más que para ampliar el mercado con nuevos productos, de los que no se cuestiona el coste ecológico de su producción y mucho menos cuál es su finalidad, que no es mejorar las condiciones de vida de las personas y el medio ambiente, sino engordar los bolsillos de los de siempre. No nos preguntamos: ¿para qué necesitamos el plástico?, ¿por qué vivimos como si hubiera recursos ilimitados, sin cuestionar el modelo de producción? o ¿por qué producimos mercancías que nos esclavizan en lugar de producir únicamente para satisfacer las necesidades reales?. Como nunca se toca la cuestión de fondo, el sistema se mantendrá inalterado en su esencia.

El mar siempre ha sido el gran vertedero de este demencial sistema, un gran desconocido al que, eso sí, aportamos todos los residuos industriales y los desechos de un consumo atroz. Como no se ve, todo se permite. Las playas en el norte siempre han estado llenas de plásticos, vertidos de la ganadería y la industria, e innumerables desagües cargados de tóxicos y material fecal que aportan de vez en cuando algún parásito o bacteria intestinal a bañistas afortunadxs. Pero en verano hay un servicio de limpieza (inexistente el resto del año) para realizar un lavado de cara y que lxs turistas se lo pasen pipa y consuman contentxs.

Solo en contenedores son miles los que caen cada año al gran azul, ésta ha sido una gran noticia, por un lado por la hipocresía de los medios, pero sobre todo porque ha llegado hasta las costas, unas costas cada vez más degradadas por la explotación de sus recursos, y por un turismo masivo cada vez más destructivo. Este turismo, unido a la brutal especulación inmobiliaria, en auge debido a la estrategia de vender el norte de la península ibérica como un destino ideal para afrontar el cambio climático, hace que sea muy compleja la supervivencia de la población local.

El 13 de diciembre, a un vecino de Corrubedo que regenta un bar en la zona, le avisó un cliente que estaban llegando unos fardos a la costa, apurado fue para la playa y para su sorpresa descubrió que la bolsas blancas no contenían cocaína, sino unas bolas blancas que emanaban un repugnante hedor a gasolina, entonces llamó a la guardia civil, al ayuntamiento y a salvamento marítimo. Todos le daban largas, el hombre, mientras esperaba la ayuda, se puso a recoger para que no volvieran al mar, pues ya estaba el arenal lleno de bolitas y varios sacos sin abrir llenos de ellas. Cayó la noche y el hombre retiró 40 sacos llenos, al día siguiente 18, y por ahí nadie apareció.

Ahora, un mes después y todos los sacos rotos, nos piden a nosotrxs que limpiemos su mierda, de manera voluntaria, por supuesto. El trasvase de fondos, en el caso de la Xunta de Galicia, al parecer será para una histórica en trapicheos con el PP en la comunidad Silman 97 SL, una empresa de marketing y comunicación que ni idea tiene de desastres ambientales, pero que se llevará el dinero calentito por la supuesta formación (que se basa en dar un tríptico de información) de voluntarixs en las playas. Esa empresa hace el agosto del desastre para que nosotrxs, ciudadanxs responsables, doblemos el lomo y bolita a bolita  lavemos la cara del capital con nuestra solidaridad, y así les dejaremos el terreno limpio para el siguiente vertido.

Nos adelantan que la empresa será difícil de imputar, pues es un buque con bandera de Liberia, contratado por una naviera de Bermudas, con sede social en Chipre, la mercancía de una empresa Polaca y con fabricante en India...  Como siempre al capital le sale gratis o muy rentable destruir la tierra.

Cosa muy distinta ocurre cuando a algún inconsciente se le ocurre cuestionar el orden establecido o la exclusividad del uso de la violencia por parte del Estado y osa poner un palo en el engranaje de este sistema de explotación y miseria. Si es apresadx por las garras del Estado, será torturadx y condenadx. Miles de compañerxs sufren en las cárceles del mundo, nuestra solidaridad es con ellxs y con el resto de compañerxs que luchan por la vida y contra el Capital.

Tampoco nos interesa lo que patéticxs izquierdistas nos tratan de vender: otro capitalismo más humano, con menos excesos. No queremos un mundo de mierda, lleno de plantaciones de eucaliptos y molinos de viento por doquier, donde nos exploten asertivamente, sin discriminación por género o raza. Queremos un mundo sin explotación y donde merezca vivir, un mundo con robles y lobxs, y no al margen de este sistema, sino sobre sus ruinas.

O todo o nada, es inútil dar alternativas a la demencia capitalista, es necesario una lucha contra toda la profundidad y extensión de esta compleja maquinaria, el combate irreductible contra todas las expresiones de este mundo de alienación, la destrucción sistemática de todas las ilusiones ciudadanistas y democráticas y de todas las visiones parcializadoras.

¡LUCHAMOS POR LA VIDA Y CONTRA EL CAPITAL!

miércoles, 24 de enero de 2024

24 de enero, huelga general en Argentina

Partido Comunista Internacional (El Proletario)
22/01/2024

El miércoles 24 de enero tendrá lugar una huelga general en Argentina convocada por los principales sindicatos y corrientes sindicales del país, la oposición peronista y de la extrema izquierda parlamentaria y un sinfín de organizaciones sociales, piqueteras, etc. El objetivo es impedir que la ley ómnibus propuesta por el gobierno del recién elegido Milei pase por el Parlamento y la judicatura y se convierta en realidad.

Tras la victoria del histriónico candidato a finales del año pasado, Argentina parece que está en el foco de todas las miradas. Ante una crisis económica cuya principal característica es la inflación desbocada (pero que no es algo tan extraño en un país con sus características productivas) y el tono beligerante con que el partido La Libertad Avanza llegó al poder, desde todas partes se espera con atención el resultado de las medidas que se están poniendo en marcha. Pero la realidad, más allá del circo mediático que pueda generarse en torno a las salidas de tono del nuevo presidente, es que en Argentina se prepara un ajuste económico al uso, siguiendo los patrones básicos que durante los últimos años se han visto en cada caso de este tipo.

Devaluación de la moneda para limitar el crecimiento de los salarios, rescate de la deuda privada, blindaje de los sectores exportadores del país, etc. etc. Nada que no se haya visto con anterioridad en cualquier país que, como Argentina, haya recibido ayudas de las entidades financieras internacionales y se vea en la obligación de devolverlas en medio de una situación turbulenta. Sobre esto no hay que llevarse a engaños: el “libertarismo” de Milei, los ataques a “la casta”, los llamados a acabar con el Banco Central, son estridencias que emborronan la realidad: será la clase proletaria la que pague el ajuste y lo hará, como siempre, viendo deterioradas hasta el extremo y por tiempo indefinido sus condiciones de vida y de lucha.

La ley ómnibus contra la que se convoca la huelga afecta a temas tan variopintos como el salarial, la regulación del espacio aéreo o la titularidad de la propiedad de los equipos de fútbol. Se trata de una especie de disparo a bocajarro, con toda la fuerza disponible en el momento, con el que se intenta aprovechar el momento de euforia y fortaleza posterior a las elecciones para imponer lo más rápido posible las medidas anti crisis. Por lo que parece la precipitación a la hora de diseñar la reforma legislativa ha hecho que se pueda estar vulnerando la propia Constitución y esto ha llevado a que el poder judicial bloquee su aplicación. Ante esta paralización, el partido de la derecha tradicional, que dio a Milei forma y estructura después de que este ganase por sorpresa la primera vuelta de las elecciones y a través del cual la clase burguesa argentina, en un primer momento reacia a la llegada al poder del nuevo presidente, ha colocado en el gobierno a sus principales representantes, se ha aprestado a aceptar algunas reformas al texto legal, a suavizar algunos puntos, etc. Para ellos, para la clase social a la que representa y que ve en figuras como Macri o Bullrich la única alternativa ante la podredumbre absoluta que domina en el peronismo, no se trata de hacer una revolución: basta con ser capaces de utilizar la borrachera democrática que ha llevado al enésimo gobierno populista al poder para aplicar el que ha sido su programa de reformas habitual durante los últimos 50 años.

Para la izquierda tradicional, para las diferentes ramas peronistas y para el gran sindicato CGT, la paralización de la ley ha sido la excusa perfecta para contemporizar con el gobierno. Para empezar, llamaron a una huelga general ¡el 24 de enero! Un mes después de la aprobación del decreto ómnibus, dando con ello la garantía de que el único fin de la movilización era cubrir el expediente, justificar una oposición más ficticia que real y plegarse en definitiva ante las exigencias de la burguesía. Y para continuar, cifran todo el rechazo a la ley en sus defectos formales, en la posibilidad de que sea inconstitucional, etc. Es decir, dejan a la judicatura la potestad de aplicarla al menos en sus partes legales.

Finalmente, la extrema izquierda parlamentaria, de corte trotskista y representada por el Frente de Izquierda y de Trabajadores (coalición electoral formada por el Partido de los Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero y la Izquierda Socialista), se colocan, como es habitual, detrás del peronismo y de la CGT, y se limitan a exigir a estos que hagan una “oposición real” a Milei, que encabecen las huelgas y las protestas, que se afanen en la vía legalista, etc. Durante los últimos veinte años el trotskismo ha mostrado, en Argentina, su inmensa capacidad… para desviar a los proletarios de los verdaderos objetivos, métodos y medios de la lucha de clase. No va a ser menos ahora.

Pero la realidad es sangrante para el proletariado de Argentina. La paralización temporal de la ley no parece ser otra cosa que una maniobra de dilación para evitar un choque demasiado brusco entre el nuevo gobierno y la clase trabajadora que padecerá sus medidas. La burguesía, a través de su Estado, que incluye tanto al gobierno como al poder judicial o al Parlamento en el que está la oposición, trata de lograr un punto de equilibrio en el cual sus exigencias se impongan con fuerza pero se limen los aspectos más virulentos, logrando así reforzar la confianza en el propio Estado por parte de los proletarios y atenuar su protesta, que siempre podrá ser remitida por la oposición peronista y trotskista a un nuevo envite electoral, una nueva rogatoria judicial, etc.

Las medidas que exige la burguesía argentina e internacional se impondrán, sin duda. No existe oposición a estas ni en el Parlamento ni en los juzgados: todos los partidos burgueses saben que son imprescindibles para evitar que la crisis económica repercuta definitivamente sobre sus ganancias y la extrema izquierda será incapaz de romper con ellas. La tupida red de organizaciones sindicales y asociaciones piqueteras y sociales controladas por el peronismo y el trotskismo no van a plantar una batalla real contra las medidas anti obreras del gobierno: en Argentina más que en cualquier otro país de América Latina, el sindicalismo de concertación, que tiene como bandera la solidaridad interclasista al amparo del Estado burgués, paraliza al proletariado y tiene como función garantizar la paz social a cambio de participar en el desarrollo de políticas sociales, reparto de prebendas, etc.

En esta situación, los proletarios deben prepararse para un largo periodo de sacrificios y exigencias. Su única alternativa es ser capaces de salir de su letargo y presentar la batalla sobre el terreno de la defensa inmediata de sus condiciones de existencia. No pueden esperar nada ni de la oposición “de izquierdas” ni de las grandes organizaciones sindicales que juegan en favor de su enemigo de clase, pero, a la hora de la verdad, a la hora de aplicar la legislación anti obrera que la burguesía reclama a través de Milei, todavía poseen la fuerza que como clase les corresponde en los puestos de trabajo, en las empresas y en los barrios proletarios. Aún cuando toda la fuerza del enemigo, la abierta y la soterrada, vaya encaminada a hacerles aceptar su propia miseria, todavía pueden plantarle cara a través de la lucha de resistencia cotidiana contra la aplicación de cada una de las medidas que contiene el decreto.

¡Por la defensa intransigente de las condiciones de vida y lucha del proletariado!

¡Por la creación de organismos de resistencia económica capaces de afrontar la ofensiva de la clase burguesa!

¡Por el retorno de la lucha de clase!