domingo, 29 de diciembre de 2013

Volante anónimo desde las calles del suburbio

Quemar simplemente el decorado de lo que no queremos ver nunca más, el de la miseria que oprime, el de la ciudad de hormigón que encierra, que asfixia.

Quemar los medios de transporte que humillan todos los días la mposibilidad de salir de ese gris.

Quemar las escuelas de «la república» que son los primeros lugares de exclusión, de selección, de clasificación, de aprendizaje a la obediencia incon-dicional. Quemar los ayuntamientos que gestionan la miseria, y las comisarías, sinónimos de humillación, prepotencia y palizas.

Quemar el Estado que gestiona esas prisiones a cielo abierto.

Quemar los locales de los partidos políticos, quemar a los políticos despreciativos. Quemar a la élite.

Quemar los depósitos de mercancías, las concesionarias automotrices, los bancos, los videoclubs, los supermercados, los centros comerciales, los canales de televisión.

Quemar y no robar, sólo para transformar en humo esta mercancía por la cual debemos reventar trabajando y que debemos «normalmente» codiciar, consumir, acumular.

Quemar porque parecería que es la única forma de hacerse oír, de no ser invisible.

Quemar con el espíritu evidente de hacer cambiar las cosas.


# Este texto recorrió las calles de diversos suburbios durante la revuelta del 2005 en Francia
# Publicado en el libro "La llama del suburbio", por Proletarios Internacionalistas. Descargar en: www.es.proletariosinternacionalistas.org/la-llama-del-suburbio

[Chile] Al compañero Sebastin Oversluij

La pantalla escupe su versión de los hechos. Y mi corazón se aprieta de tristeza y rabia. Como hienas hambrientas se regocijan en su festín de sangre proletaria.
En su enfermo mundo, héroe es el mercenario que asesina por miserables pesos. Y recoge feliz las migajas que el amo le lanza cual escupo al centro de su conciencia.
Yo pienso en tus últimos momentos. En el plomo ardiente penetrando en tu carne, como llegando al corazón del pueblo pobre. En esa herida que te devuelve a la tierra. Y en esa ráfaga desesperada que destroza cristales, como queriendo derribar este podrido mundo en un instante, para que caiga todo, ahora, íntegro.
No te conocí compañero, pero te quedas con nosotros para transformar este nudo amargo en la garganta en hermosa rabia. En ataque certero, sorpresivo, planificado.
Y será con piedras y con balas, con fuego y dinamita que vengaremos tu sangre.
Para que sobre las ruinas de este mundo podamos encontrarnos sin tristezas ni pesadillas. Felices y enteros.

por anónimo / Diciembre de 2013

* El día 11 de diciembre son detenidos los compañeros Hermes y Alfonso, en la comuna de Pudahuel, acusados presuntamente de su participación en el asalto a un Banco Estado de esa comuna, donde también es asesinado en manos de un bastardo y cobarde guardia del capital, el compañero Sebastián Oversluij Seguel. Mas información y comunicados: hommodolars