jueves, 27 de febrero de 2014

RACAILLE - ¿Quienes somos?

Somos la chusma que camina por vuestras calles prefabricadas.
Que habita vuestros ataúdes de muertos en vida, que llamáis casas.
Que fabrica vuestros maravillosos productos, que consume vuestras sensacionales necesidades creadas, vuestras maravillosas ofertas y vuestros increíbles descuentos.
Que documenta su esclavitud en renglones vacíos de vida, escritos en crueles currículos.
Que se humilla y se arrastra a cambio de vuestros míseros trabajos, a cambio de llenar a duras penas nuestros enfermos estómagos con vuestra bazofia, los restos de vuestros banquetes.
Que se muere de hambre, de frío o de depresión, mientras deja escapar su vida frente a escaparates que destrozan sus ojos, ojos que se concibieron para visionar todas las cosas bellas de este mundo que habéis destruido, que habéis expropiado y puesto a vuestro servicio.
Pero si algo nos ha aportado ser chusma, es querer dejar de serlo, el odio hacia quienes nos obligáis a no ser nada, nuestra necesidad de destruiros para ser al fin seres humanos, imponiendo nuestras necesidades vitales a las necesidades de la economía... para que todo arda y se ilumine la oscuridad de nuestras miserables vidas.
Miles de veces nos habéis derrotado, seducido, engañado, comprado, de todas ellas hemos aprendido.
Somos la chusma que camina por vuestras calles..


#Presentación a la Revista Racaille. Nro.1 / Febrero de 2014. Estado español
Sitio web para leer y descargar la publicación completa: revistaracaille.wordpress.com

(*) El ministro del interior francés, Sarkozy, lanzó una campaña de represión, en 2005, contra los proletarios de los suburbios en lucha, calificándolos de "racaille"... un término francés que en castellano puede traducirse por: chusma, infame, escoria, ruin, basura desechable, gentuza, gente que se desprecia.
"¿Chusma? ¡Pues bien, somos parte de ella!"

[Perú] NOTAS ICONOCLASTAS… LUEGO DE UNA SEMANA DE TRABAJO ASALARIADO…

A continuación algunas reflexiones desordenadas de un Núcleo de Esclavos Modernos Encolerizados sobre la vida cotidiana impuesta por el histórico sistema capitalista de producción.[1]

Noche de sábado de verano en Lima. Tenemos un pequeño espacio para “respirar”, para encontrarnos unos cuantos, para conversar, para expresar nuestro malestar y cansancio diario; algunos por el tedio de la rutina en el trabajo y otros por no tenerlo, y estar jodidos porque toda nuestra vida gira entorno a esta imposición. El trabajo mata, eso ya lo sabemos, el trabajo te aliena, te mecaniza, el trabajo es humillante… a veces pareciera lo peor de este mundo... (peor que las guerras, que el hambre, que la congestión vehicular, que las colas, que las estupideces que pasan en la tv, que un orgasmo incompleto…) inclusive se nos viene a la mente frases de la película Martín Hache, donde uno de los personajes menciona:

“El trabajo es detestable, un castigo que hay que evitar como sea, no hay nada más humillante que trabajar 10 horas por día en algo que no soportas para sobrevivir, eso de que el que no trabaja no come o que ganarás el pan con el sudor de tu frente es un invento  para tener esclavos, porque sin esclavos el poder no tiene poder.”

En fin, afirmaciones que cualquier radical revolucionario lo sabe y lo asume como parte de su consciencia real. Pero mientras conversamos, mientras tratamos de escapar a esta realidad y enfrentarla al unísono, salen disparadas por nuestras lenguas las “noticias” más resaltantes de la semana… la gente en las calles de Ucrania, las protestas en Tailandia o lo más cercano a nosotros, a nivel geográfico claro.. lo de Venezuela, oh! Claro sin olvidar aquí la huelga de enfermeros y las protestas de campesinos en Cajamarca (sierra peruana).

En Kiev (Ucrania) los esclavos modernos han demostrado lo que somos capaces de hacer cuando perdemos el miedo, cuando nuestras conversaciones trascienden al espectáculo ideológico y sensacionalista y se basan en nosotros mismos. La gente en Ucrania hace que el corazón palpite, sabemos claramente que muchos hermanos están guiados por la izquierda, por la derecha, por el centro, por arriba, por abajo o como se llamen a esos malditos justificadores del sistema… pero qué se ha perdido el miedo nadie lo puede negar… aunque muchas de esas acciones, por no decir la mayoría, terminen en reformismo, o sea en cambiar solo algunos aspectos políticos y no totales/integrales/vitales... son acciones que contribuyen a que nosotros desde “el culo del mundo” podamos sentirnos vivos y ver qué posibilidad tenemos, qué esperanzas hay concretas y directas y a los que están ahí (luchando directamente)… pues experiencia, se llenan de vitalidad, el haber agarrado una molotov, el haber respirado los gases lacrimógenos, el haber sido llevados a los centros de reclusión, el haber compartido una barricada… eso los hace más fuertes, más decididos y combativos para este futuro nuevo que estamos construyendo a diario.

¿Y en Venezuela? Grupos de políticos peleándose por el control del Estado, cada cual defendiendo a su grupo capitalista favorito, gente en la calle llevada por dos cuestiones claras: el hartazgo de la vida: salario, trabajo, consumo, diversión pagada, descanso controlado por el despertador, dictadura del calendario, y claro… por el condicionamiento ideológico que hace meya en las consciencias de nuestros hermanos allá… lo cierto es que en Venezuela no hay una protesta que busca abolir la vida bajo las cadenas del capital, de la muerte, del control, de las jerarquías… En Venezuela hay gente en la calle con rabia, no saben bien porque o si lo saben (como espectáculo) siguen engañados defendiendo posiciones políticas que solo reforman el Estado en sentido legislativo, jurídico y de más mierda que se crea para mantener en pie las estructuras del capital.

Aquí, en Cajamarca, la gente trata de bloquear el avance capitalista expresado en la contaminación de las mineras, la destrucción de la geografía natural para construir carreteras por encima de cerros, de arboles, y lo que se encuentre en el camino (sálvense quién pueda). El capital minero no respeta nada ni a su propia madre, viola los derechos que el mismo Estado otorga, rompe la mano, corrompe; el oro lo vale, el petróleo lo vale, las materias primas lo valen.. y la gente y su cultura y su idioma (no somos latinoamericanistas – aclarando) pero nos preguntamos y eso… no se habla de la multiculturalidad, de un gobierno que se abre a las necesidad de todos los individuos y grupos culturales? Jaja bueno ya sabemos cómo termina todo ello.

Está bien, pero aquí hace falta aclarar que nos confunden e imponen con sus farsas, que el espectáculo que muestran en sus medios nos adormecen y a pesar de que su mentira es tan descarada, nos convencen de que tenemos identidades, y debemos defender su propia mentira, su propia contradicción, nos dicen que ellos nos defienden, pero si los criticamos en las calles, nos golpean, nos ocultan, nos encierran. Ellos son la farsa y nosotros con nuestra lucha somos el futuro y el porvenir de quienes no soportamos más vivir de toda esta miseria.

Mientras debatimos al compás del hardcore punk, mientras se arma uno de valor para continuar resistiendo, actuando, viviendo, luchando, amando, sonriendo, hablamos también de experiencias de nosotros, de ustedes, ¿y nuestra historia?, ¿y los compañeros de las Brigadas de la Cólera por allá en Europa…?, ¿y sus ataques, sus pronunciamos, su contribución a la lucha…? Lima apesta viejo, todo está muerto, aquí no se sabe bien quién es quién y lo más cercano (para los más radicales) a la revolución es el buen “Che Guevara” o en algunos casos Sendero Luminoso… en fin, para los que quieran saber hay harta información bibliográfica en la web y por ahí en las universidades, así que vayan nomás y quemas sus textos por nosotros.

Para terminar, aquí seguimos, vivos, respirando, no de este aire que sabe a contaminación sino de la lucha, de las acciones inmediatas y a las históricas, de nuestras expropiaciones de vida diarias y de nuestra lucha masiva como parte de la clase que tiene en su mismo origen y ser, la posibilidad de abolir este mundo de mierda.. el proletariado, la clase trabajadora, los esclavos modernos, nosotros, los que tenemos que alimentar las billeteras y cuentas bancarias a los burgueses del mundo entero… Estamos hartos, cansados, pero más aun convencidos de que es preferible morir luchando que vivir como esclavos del poder y del dinero.

Antes de de terminar, quería agregar que el sábado siempre y en todo lugar en donde este calendario ha sido establecido, es un día simbólico para escapar a lo “rutinario” cayendo en buscar “disfrutar del fin de semana”, intentando escapar del resto de la semana en el que estamos obligados a continuar con lo dictaminado por las responsabilidades y el orden, o estudiar o trabajar, lo demás son “hobbies” u otras actividades que a pocos le interesa. Todo esta tan deformado ideológicamente, que incluso los fines de semana, los “hobbies” y los tiempos de ocio están ya ocupados por todo lo que nos imponen, lo único que hacemos es devolverle a otros empresarios el dinero que “ganamos” con el sudor de nuestra frente o el esfuerzo de nuestra humanidad, reproducimos una vida que ellos mismo nos brindan: beber, bailar, Besar, tener sexo, charlar, fumar, ver una película, comer en algún restaurante o hacer todo lo que “queramos” con dinero; está permitido incluso aquello que ellos mismo ocultan como la prostitución o las drogas. Estamos entrampados en una vida que solo ellos nos muestran y nos demuestran desde que nacemos. Como bien dicen nuestros compas de “Angry Brigade”, “si no estas ocupado naciendo, estas ocupado consumiendo”. En fin… seguimos construyendo el camino mientras andamos…

# Lima, 22 de febrero de 2014
Contacto: comitedeurgencia@gmail.com

[1] Cansados, jodidos y principalmente dispuestos a morir antes de seguir siendo esclavos, hemos redactado líneas sueltas esperando sirva como inicio para la reflexión sobre nuestra situación de esclavitud asalariada y principalmente sirva como contribución al ataque real anticapitalista.

miércoles, 26 de febrero de 2014

[Ecuador] NO SE TRATA DE CAMBIAR DE AMO, SINO DE NO TENERLO

(Sobre los recientes resultados electorales en Ecuador)

Elecciones 2014 en ecuador: la “oposición de derecha” ganó las alcaldías de las ciudades principales del país, es decir ganó la fracción empresarial de derecha (rodas, nebot, cabrera, etc.) sobre la fracción burocrática de izquierda (barrera, bonilla, granda, etc.) del mismo capital-estado, que no obstante sigue siendo la fracción política dominante a nivel nacional (correa sigue siendo el presidente, su partido tiene la mayoría de la asamblea nacional, ministerios, otras alcaldías y prefecturas en todo el país, etc.). De todos modos, “ganó la democracia”, sí: ganó la dictadura democrática del capital sobre el proletariado; sí: ganaron sólo los ricos y poderosos, junto con sus políticos y sus perros guardianes uniformados. A nivel local, entonces, lo único que se ha dado es un cambio de amos, de patrones y de administradores: antes eran los de izquierda, ahora son los de derecha otra vez. Pero nosotros, la mayoría de la población que vive del trabajo asalariado, seguimos siendo explotados y oprimidos. Nada fundamental ha cambiado. 

El problema es que estos mercaderes políticos profesionales, tanto de derecha como de izquierda, le tienen embobada a nuestra clase social con sus discursos, ofertas, cuentos, falsos problemas y debates, etc. Por ejemplo, es un falso debate lo de “derecha conspiradora y fascista contra el gobierno revolucionario” al igual que lo de “la derecha va a equilibrar y a democratizar el país”, en fin lo de “¿izquierda o derecha?” o lo de “¿gobierno u oposición?”: ¡ni lo uno ni lo otro! ¡En el fondo son la misma mierda capitalista! Así como también es una ilusión, por ejemplo, creer que fue “un voto de protesta y rechazo al gobierno”* y/o que “las cosas van a mejorar con un nuevo alcalde” (el burguesito rodas, en el caso de quito), si por ello se entiende que vamos a “vivir mejor”. Pueden reducir los impuestos (¿?) y mejorar los servicios, etc., pero esas son cosas más que secundarias y aparentes. Insistimos: nosotros seguimos y seguiremos siendo explotados y oprimidos. Y los patrones de derecha y de izquierda por igual siguen y seguirán siendo la clase dominante, el Estado.

¿Por qué? Porque, al no ser dueños de los medios materiales de vida, tampoco somos dueños de nuestras propias vidas ni decisiones. Somos esclavos asalariados, pero que creen ser “ciudadanos libres e iguales ante la ley gracias a la democracia”. Y porque absolutamente todos los políticos, tanto de derecha como de izquierda, son representantes de los intereses de distintas fracciones del mismo capital, es decir todos ellos son capitalistas que viven a costa de nuestra explotación y dominación. Sólo representan sus intereses, no los nuestros. No son nuestros “representantes”, son nuestros explotadores y opresores con distintas caretas y disfraces. Son nuestros enemigos de clase. (¡Y pensar que hay esclavos que celebran y defienden a sus diferentes amos!)

El problema de fondo, por consiguiente, no es tal o cual candidato, alcalde, partido, y ni siquiera el gobierno: el problema de fondo es todo el sistema democrático de explotación y dominación capitalista que a diario nos impide ser los verdaderos dueños de nuestras vidas y decisiones, que a diario nos destruye como clase y como seres humanos. Por eso “no se trata de cambiar de amo, sino de no tenerlo.”

Proletarios: mientras no despertemos y no luchemos como clase, como proletariado, contra el capital-estado y todos sus representantes de derechas e izquierdas, éstas seguirán en sus pugnas de poder, en sus peleítas entre patrones y sus respectivos lacayos políticos (“allá entre blancos”), utilizándonos en este asqueroso show democrático ó como espectadores pasivos que opinan y votan cual borregos (o sea, ciudadanos) ó como carne de cañón en las calles (como actualmente está ocurriendo en venezuela). Por el contrario, la experiencia histórica de la lucha de clases y las recientes revueltas internacionales demuestran que cuando el proletariado reemerge y lucha como tal contra el yugo capitalista y estatal, derechas e izquierdas se unen en su contra en un sólo partido: el partido de la democracia, el partido de la contrarrevolución. Lo que pasa es que, como en el fondo son la misma mierda, derechas e izquierdas del capital le temen al proletariado autónomo y revolucionario que en su lucha porta “el fantasma del comunismo” y la anarquía; esto es, de la sociedad sin explotadores ni explotados, sin propiedad privada, trabajo asalariado ni capital, sin clases ni Estado, sin patrias ni cárceles de ningún tipo... una comunidad humana real y mundial. Esto no es una utopía, es una posibilidad y una necesidad histórica para la humanidad y el planeta entero.

Pero al parecer, será el mismo látigo de la contrarrevolución actual y de la miseria (no sólo económica sino de existencia) que vivimos a diario, el que, al menos por estas tierras, provocará que nuestra clase proletaria reaccione y se levante nuevamente como tal; que luche sin representantes ni intermediarios por las necesidades humanas contra el capital y el estado; que los proletarios confiemos solamente en nosotros mismos y dejemos de tener miedo de decidir y de luchar de verdad, es decir luchar para destruir lo que nos destruye (¡todo este inhumano sistema de muerte!) a fin de reapropiarnos de nuestra vida y las condiciones materiales que la hacen posible. Mientras tanto, los proletarios revolucionarios, aunque hoy seamos una ínfima minoría, seguiremos resistiendo y luchando a contracorriente: contra derechas e izquierdas por igual, contra la esclavitud asalariada y la tiranía estatal, contra la dictadura democrática del capital, contra el rebaño ciudadano y democrático. Como decía un histórico compañero revolucionario: “hoy en día, comportarse como un ser humano significa, fundamentalmente, comportarse revolucionariamente”.

¡SOMOS PROLETARIOS, NO “CIUDADANOS”!
¡NADA DE REPRESENTANTES: AUTONOMÍA PROLETARIA!
¡A COMBATIR A LA DERECHA Y A LA IZQUIERDA DEL CAPITAL POR IGUAL!
¡QUE SE VAYAN TODOS!
¡ABAJO LA DEMOCRACIA! ¡ABAJO EL CAPITAL Y EL ESTADO!
¡POR LA LUCHA DE CLASES Y LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL!
¡POR EL COMUNISMO Y LA ANARQUÍA SIEMPRE!

# brigada fantasma de agitación comunista-anarquista
# quito-ecuador, fines de febrero 2014


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* Ilusión compartida tanto por sectores empresariales, políticos y académicos de derecha como por ciertos ecologistas, políticos y académicos de izquierda, cada quien a su forma y con su discurso. En cualquier caso, una ilusión democrática y por tanto burguesa y reaccionaria.

sábado, 22 de febrero de 2014

[Ecuador] ¡CONTRA LAS ELECCIONES, CONTRA LA DEMOCRACIA!

De nuevo elecciones en esta parcela capitalista llamada ecuador: espectacular y repudiable farsa donde “elegimos” a los políticos, es decir a esos burgueses, sus familiares y sus empleados-títeres bien vestidos, sonrientes, que nos ofrecen “el oro y el moro” y dicen “representarnos” para, de esa manera, robar –legal e ilegalmente- a los proletarios lo que producimos con nuestro trabajo así como nuestro poder de decidir sobre nuestras vidas. A esos que, junto con sus jueces y sus periodistas, nos tachan de “vándalos”, “terroristas” y ordenan reprimirnos, encarcelarnos y matarnos cuando nos “atrevemos” a atacar y destruir lo que nos destruye: la propiedad privada, el trabajo, la mercancía y la policía. Por eso votar no es elegir ni mucho menos decidir, es “darle más poder al poder”. Al votar (sea por un partido de izquierda sea para dizque evitar la explotación petrolera del Yasuní o para dizque impedir la firma de un tratado de libre comercio con la unión europea), no manifestamos ni cambiamos nada, ni siquiera de a poco ni “simbólicamente” -¡vaya ilusión!-. Al votar, lo único que hacemos es reproducir y consolidar el poder estatal de los malditos capitalistas sobre nosotros los desposeídos de propiedad y de poder, los proletarios. Pero sobre todo, al votar nos volvemos cómplices de nuestra propia opresión y explotación; creyendo ilusamente ser “libres e iguales” ó “protestar contra este gobierno mediante el voto”, lo único que hacemos es legitimar nuestra condición de esclavos asalariados sin conciencia ni poder sobre nuestras vidas, de borregos de la clase dominante. Nuestro voto en realidad es nuestra jaula y nuestro látigo. Proletarios: ¡No nos quejemos, pues, de los políticos después de haberlos “elegido”! ¡Elijamos luchar por cuenta propia y sin “representantes” para reapropiarnos de nuestras vidas y destruyamos todo aquello que nos lo impida!

Sí: somos proletarios que estamos contra las elecciones; más aún: estamos contra la democracia. ¿Por qué? Porque ésta no es una simple forma de gobierno, la “mejor” o la “menos mala”, sino que la democracia es el modo de ser y de vida de esta sociedad capitalista y su dios dinero, donde la única libertad e igualdad que tenemos es para comprar y vender mercancías, donde todo y todos somos mercancías, ya que nos vendemos en el mercado laboral para que los capitalistas nos exploten mediante el trabajo asalariado, compramos a otros las cosas que nosotros mismos producimos para sobrevivir, y “elegimos” a sus políticos para que el orden y la normalidad se mantengan, o sea para que ellos sigan siendo los dominantes y nosotros los dominados. La sociedad de la mercancía es la sociedad de la democracia, cuyo orden se encuentra celosamente protegido por la policía, el ejército, la represión, la cárcel; es decir, no hay democracia sin terrorismo de Estado, porque en realidad la democracia es la dictadura del capital sobre el proletariado. Su diferencia con una dictadura militar no es, pues, más que de forma y de momento: en la democracia, la dictadura del capital se camufla o se disfraza; en la dictadura militar, se quita el disfraz o se desnuda, pero en el fondo son lo mismo.* Por eso quien ejerce esta dictadura capitalista permanente es el Estado, que no es más que el mismo capital concentrado y organizado en forma política, militar e ideológica para la dominación; la junta que administra los negocios comunes de la burguesía y que monopoliza legal y “legítimamente” la decisión y la violencia en la sociedad; la mafia de las mafias. Y ninguna región ni país del mundo es la excepción, porque el capitalismo –y su estado- es mundial, porque la dictadura democrática del capital es mundial.

Proletarios: la democracia nos destruye como clase o sujeto colectivo revolucionario. Nos divide e individualiza de mil y un formas, principalmente al convertirnos en mercancías-trabajadores-consumidores y al hacernos creer ideológicamente que no somos proletarios sino “ciudadanos” que “decidimos” al sufragar en las urnas, es decir idiotas útiles del espectáculo de la representación, de la política. Todos los “derechos” y “libertades” democráticos (como la “libertad de expresión”, de votar o de “participar” en sindicatos, partidos, frentes, “colectivos”, etc.) no son más que mitos efectivos para mantenernos como esclavos asalariados atomizados y pacificados, inofensivos; como “masa” ciudadana o “pueblo” democrático, que es todo lo contrario al proletariado en tanto que negación viviente o movimiento de destrucción y superación del capital, por tanto, de la democracia. Siendo que sólo en la comunidad de lucha proletaria real se prefigura la comunidad humana real sin explotación ni opresión, sin separación y por lo tanto sin representación: el comunismo o la anarquía. Precisamente por esto la democracia teme y anula al proletariado convirtiéndolo en una masa inerte de individuos-ciudadanos, productivos y consumistas. Lo que, por desgracia, le sigue dando resultado hasta el momento, pues la mayoría de proletarios aún cree que “somos iguales y libres gracias a la democracia”. Mientras que la burguesía sabe bien que es al contrario y, entre dientes, dice con razón: “¡Imbéciles: son mis esclavos!”

La dominación democrática no funcionaría ni sería posible sin la existencia y la competencia de la derecha y la izquierda. Las cuales, en realidad, no son contrarias, son complementarias, como los dos lados de la misma moneda. Sus debates y sus disputas (por puestos de poder, leyes, reformas, presupuestos, obras, impuestos, notas de prensa, etc.), además de ser secundarias y superficiales o problemas falsos, son peleas entre patrones y sus lacayos arribistas por la repartición del pastel del poder político, el dinero y la popularidad… Derecha e izquierda son diferentes moscas disputándose la misma mierda o, mejor dicho, la misma mierda con diferentes moscas. Lo grave de esto, en el fondo, es que estas distintas fracciones del mismo capital-estado nos emboban con su propaganda y sus ofertas, nos ponen a discutir esos falsos problemas, nos utilizan como masa electoral o carne de cañón en sus disputas y, de esta manera, nos anulan o destruyen como clase autónoma y revolucionaria. Eso es lo que hace el gobierno “socialista del siglo XXI” de correa (o de ap), que en realidad es la dictadura democrática y progresista del capital sobre el proletariado en esta cárcel patriótica llamada ecuador; de hecho, el gobierno de la “revolución ciudadana” es el más capitalista y contrarrevolucionario de la historia de este país. Mientras que su “oposición” democrática, sea de derecha (nebot, rodas, psp, etc.) sea de izquierda (mpd, pachakutik, ps-fa, etc.), es una oposición igualmente burguesa, igualmente contrarrevolucionaria. En resumidas cuentas, proletarios: todos los partidos de derecha y de izquierda son capitalistas y sólo velan por sus mezquinos intereses, en contra de nuestros intereses.

Por eso la democracia sólo es y puede ser capitalista o burguesa (¡no existe la “democracia verdadera, buena, participativa, directa” ni peor aún la “democracia obrera, socialista, revolucionaria”!). Por eso toda izquierda –de cualquier color y denominación- siempre ha sido y será la izquierda del capital o la social-democracia, enemigo histórico pero camuflado del proletariado, de la revolución social real. Por eso a la dictadura democrática del capital no se la combate desde la misma democracia –esto es, participando en elecciones o recolectando firmas para una “consulta popular”, con diálogos y negociaciones o con protestas ciudadanas y pacíficas-; sino solamente desde la acción directa y autónoma del proletariado para reivindicar e imponer nuestras necesidades humanas o intereses de clase, por fuera y en contra de todas las instituciones democráticas del capital y el estado: empresas, gobierno, congreso (“asamblea nacional”), ministerios, ejército, policía, partidos, sindicatos, ongs, iglesias, universidades, medios de comunicación, etc. Lo cual puede manifestarse desde una simple hoja volante hasta una lucha callejera, desde un pequeño boicot o sabotaje hasta una huelga real…

En este caso, ni siquiera “votando nulo”, como proclaman algunos grupúsculos izquierdistas pseudorevolucionarios, porque esto no deja de ser otra forma de protesta democrática, ciudadana, burguesa; sino dejando de votar, absteniéndonos de manera conciente, activa y colectiva, y denunciando el carácter capitalista de las elecciones y de toda la democracia. Pero no sólo eso, se trata de ir mucho más allá, es decir no es una cuestión individual de votar o no votar –y de ser o no multado- (lo que sería otro falso y burdo dilema), sino de luchar como clase contra toda la explotación y dominación capitalistas siempre que y donde sea posible (en el trabajo, en el lugar de estudio, en la calle, en el barrio, en la casa…), de practicar la solidaridad de clase, de organizar colectiva y militantemente esa lucha y esa solidaridad, de reapropiarnos de nuestra experiencia histórica y nuestra teoría revolucionaria como proletariado, de profundizar o radicalizar la conciencia y la acción clasistas y anticapitalistas; en fin, se trata de romper con la totalidad del capitalismo, de la democracia. Entonces, proletarios: ¡No votemos: luchemos y organicémonos como clase por fuera y en contra de todas las estructuras y formas del capital y el estado! ¡Rompamos revolucionariamente con toda esta mierda capitalista y democrática para reapropiarnos de nuestras vidas y vivirlas de verdad!

Es cierto que el pinche “certificado de votación” sirve para “todo tipo de trámite” y que no es nada “bonito” que nos multen –o sea que el estado nos robe aún más- por no haber ido a votar. Pero recordemos que al votar, ajustamos y legitimamos nuestras propias cadenas. Reconozcamos también que ya nos roban nuestro esfuerzo y nuestro tiempo todos los días en el trabajo, en las aulas, en el cobro y la utilización de los servicios, etc. Además, gane quien gane las elecciones, nada cambiará: seguiremos siendo explotados y oprimidos. Por el contrario, al no ir a votar (al igual que al no ir a trabajar, a estudiar, o al apropiarse de ciertos productos o usar ciertos servicios sin pagarlos… en fin, al romper la rutina y la normalidad cuando sea posible) y, en cambio, al ponernos a luchar de manera conciente, colectiva, organizada, autónoma y directa por nuestras necesidades vitales, recuperamos de algún modo nuestro ser proletario (ya que el proletariado se afirma como tal al luchar contra el capital), el control sobre nuestra vida, nuestra dignidad, nuestra humanidad… Sería algo así como un síntoma, una expresión de rechazo no sólo contra este farsante y tiránico gobierno capitalista sino contra toda esta miserable no-vida que nos toca soportar diariamente; un (re)inicio, una chispa que, si no es ahora, mañana tarde o temprano se prenderá y crecerá sin poder ser controlada. Y eso es algo que los ricos y poderosos, y sus bomberos socialdemócratas, realmente temen. Ya va siendo hora, proletarios, de que dejemos de tener miedo y de que más bien empecemos a darlo, tal como nuestros hermanos de clase ya lo están haciendo en otras regiones y países…

La dictadura democrática y progresista del capital hoy es más catastrófica y asesina que nunca en todo el mundo de mil y un maneras: depreda la naturaleza, aumenta la explotación, sube los precios y baja los salarios, arroja a millones al desempleo y la miseria, mata de hambre o a balazos… Por esto mismo, la llama de la revuelta proletaria se ha encendido de nuevo en todas partes (brasil, chile, siria, egipto, turquía, suecia, grecia, españa, ucrania, bosnia, china, bangladesh, etc.). Tarde o temprano, la revolución proletaria o comunista mundial será una cuestión de vida o muerte para toda la humanidad (y la naturaleza). El proletariado no tiene absolutamente nada que aportar –ni siquiera “críticamente”- a esta sociedad mercantil-democrática que lo niega y lo destruye a diario. Para afirmar su humanidad, para gestar y vivir la comunidad humana, sólo puede y tiene que destruirla por completo y de raíz. ¡No nos preparemos, entonces, como “buenos ciudadanos” para las elecciones nunca más! ¡Preparémonos como clase para la revolución, para destruir lo que nos destruye: el mundo de la mercancía y por ende de la democracia! Esta vez será no ir a votar, denunciar al enemigo y reanudar la lucha de clase; en el futuro, posiblemente será quemar las urnas y tomar el poder sobre nuestras vidas como parte de una insurrección que imponga la dictadura revolucionaria del proletariado, es decir la dictadura social, antiestatal y mundial de las necesidades humanas sobre el capital, verdugo de la humanidad y la naturaleza, de la vida. De lo contrario, simplemente moriremos… sin antes haber vivido de verdad, humanamente. Hasta entonces, sólo luchar será vivir y vivir será luchar.

¡LA DEMOCRACIA ES LA DICTADURA DEL CAPITAL SOBRE EL PROLETARIADO!

¡LA DEMOCRACIA SE BASA EN NUESTRA ESCLAVITUD ASALARIADA Y LA GARANTIZA!

PROLETARIOS: ¡A LUCHAR CONTRA LA DEMOCRACIA!

¡EN LAS ELECCIONES NO ELEGIMOS NI DECIDIMOS NADA, NO NOS ENGAÑEMOS!

¡NO VOTEMOS NI NOS QUEJEMOS: LUCHEMOS Y ORGANICÉMONOS AUTÓNOMAMENTE CONTRA EL CAPITAL, EL ESTADO, LOS PARTIDOS, LOS SINDICATOS, LOS FRENTES, LAS PATRIAS!

¡NO NOS PREPAREMOS PARA LAS ELECCIONES NUNCA MÁS, PREPARÉMONOS PARA LA REVOLUCIÓN COMUNISTA!

¡POR LA GUERRA DE CLASES Y LA DICTADURA REVOLUCIONARIA DEL PROLETARIADO A NIVEL MUNDIAL!

¡RECUPEREMOS EL PODER SOBRE NUESTRAS VIDAS PARA VIVIRLAS DE VERDAD Y DESTRUYAMOS TODO AQUELLO QUE NOS LO IMPIDA!


# brigada fantasma de agitación comunista-anarquista
# quito-ecuador, febrero 2014
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* Como bien lo explican unos compañeros del cono sur: la dictadura militar no surge contra la democracia; es la continuación de su tarea cuando ésta se muestra impotente para aplastar el avance de la lucha proletaria que amenaza los intereses capitalistas. Cuando la cooptación democrática por parte del estado y de su cómplice, la izquierda del capital, se muestra insuficiente, a la burguesía sólo le queda “la razón de la fuerza”. Y cuando el proletariado enfrenta a la dictadura militar y amenaza con tirarla abajo, la burguesía nuevamente recurre a la democracia. En cualquier caso, siempre se trata de la dictadura del capital sobre nuestra clase.